El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ratificó la posición sobre el estatus de la milenaria ciudad, considera equivocación del presidente Donald Trump ordenar el traslado de la embajada de su país de Tel Aviv a Jerusalén, lo cual dispuso el Congreso norteamericano en 1999, instrucción dilatada frente al análisis del tema.
Finalizada la segunda guerra mundial, por resolución 181 de 1947, se determinó la creación de Israel y Palestina, en territorio identificado, incluyendo el desierto del Naguev para los judíos y el resto otorgado a los palestinos, con excepción de Jerusalén internacionalizada. Los israelíes proclamaron su Estado el 20 de mayo de 1948, vino la confrontación armada, tropas egipcias iraquíes, libanesas, sirias, jordanas, apoyadas por voluntarios libios, saudíes, yemenitas, invadieron el recién proclamado país porque consideraron injusta la partición y perdieron.
Desde entonces han pasado muchas cosas, en 1967 los judíos, en “la guerra de los siete días” volvieron a derrotar a los árabes, extendieron territorio, los palestinos se quedaron sin tierra. La organización de Naciones Unidas ha recomendado suscribir un convenio bilateral, Israel es uno de sus miembros y Palestina ostenta la calidad de observador. Pero ¡Oh, Jerusalén!, en 1968 los judíos la declararon capital eterna y los Palestinos también en la explanada este donde se encuentran mezquitas, sinagogas e iglesias cristianas. Censaron a los musulmanes que vivían en el sector, les otorgaron visa de residentes de segunda clase, extendieron asentamientos más allá de lo dispuesto por la ONU, el clima de tensión aumentó, la violencia, los enfrentamientos, misiles y bombas, hicieron de las suyas.
La comunidad internacional reconoce que en Jerusalén funcionan el gobierno, el parlamento, la rama judicial de Israel, allí reciben a visitantes oficiales. En ocasiones dialogan representantes de Palestina con los Judíos, -hasta Yasser Arafat líder de la (OLP) lo hizo-, sin conclusión positiva. Los Estados Unidos errarían al situar su Embajada en la legendaria urbe, no creo en el trasteo, tampoco veo el muro en la frontera con México, revolver ese avispero despierta indignación internacional, imposible que Jerusalén sea simultáneamente capital de ambas Naciones. Desacertado el reto del mandatario quien insiste en que la mejor manera de tapar escándalos internos es construyendo otros más grandes a nivel mundial sin importar las consecuencias. En Gaza y Cisjordania ya hay muertos y más de trescientos heridos. Abre puertas al extremismo terrorista, en sus distintas manifestaciones, hasta a Isis y al Califa. Tal vez el insólito anuncio haga parte de la oposición al compromiso para mejorar el cambio climático. Soberanía y Derechos humanos son puntos por precisar en el litigio entre dos pueblos merecedores de un mejor futuro.