ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 14 de Febrero de 2012

Estrés aéreo

Muy desafortunada la operación reglamento impuesta en Colombia por los controladores aéreos y que ocasiona estrés, traumatismo y malestar entre viajeros locales y extranjeros.
Una gota más que llena el vaso de la ineficaz concertación que asiste a quienes suelen reclamar, protestar o marchar, pero luego de cesar o mermar el ritmo de sus actividades.
Nada justifica que a los controladores aéreos no se les preste atención a sus demandas justificadas de descanso, horarios, sueldos y otras bien ganadas remuneraciones salariales.
Sin embargo, no son los viajeros, razón de ser de su actividad al frente de los instrumentos de aeronavegación, los culpables de sus puntos críticos en discusión.
Los pasajeros, con tiquete en mano, no pueden sufrir las consecuencias de una operación reglamento que causa todo tipo de inconvenientes cuando un avión no sale a la hora programada. Pagando justos por pecadores.
Y los pecadores no necesariamente son los responsables de la seguridad aérea. El Gobierno deberá conciliar con ellos y garantizar que ningún controlador esté al frente de esos instrumentos más de 6 horas diarias. Los que hay no son suficientes y muchos carecen de experiencia que es sinónimo de pericia y manejo.
Es tan peligroso y costoso lidiar con pistas insuficientes, bancos de niebla y precarios instrumentos en las torres de control, como controladores inexpertos o aprendices.
Hasta el 28 de febrero tienen previsto los controladores aéreos concertar con el Gobierno sus principales exigencias.
Al tiempo que las compañías aéreas nacionales ofrecen descuentos atractivos en los tiquetes para viajar antes o después de Semana Santa, en varios terminales se siguen presentado dificultades para el cumplimiento de los itinerarios programados.
Los viajeros, turistas locales y foráneos, empresarios, funcionarios públicos y políticos, han sido presa de un verdadero estrés por cuenta del incumplimiento en la salida de las aeronaves, situación que se sale de las manos y manejo de los presidentes de las compañías aéreas afectadas.
Los controladores aéreos exigen un alza de 20% en su remuneración básica mensual y un aumento de 70% en los sobresueldos que éstos devengan en Bogotá y de 40% para el resto de regiones. Un controlador de bajo nivel se gana hoy en promedio tres millones doscientos mil pesos mensuales. Con recargos, dominicales, festivos y demás remuneraciones se alcanzan los cinco millones seiscientos mil pesos.
La operación reglamento les tiene los pelos de punta a cientos de viajeros debido a las incomodidades propias de los vetustos aeropuertos que de internacionales solo llevan el nombre. En Colombia trabajan 500 controladores aéreos, muchos inexpertos que retrasan de hecho la aeronavegación. Se requieren 300 adicionales. La Aerocivil habla de 57 bien remunerados y de alto nivel.