Drama rural
Muy seguramente el campo colombiano crecerá este año en un rango de 3.5 a 4%. La inflación de alimentos va en 5.7%, principalmente por los daños causados por el invierno, que ha afectado más del 8% del área sembrada.
En el sector rural se han perdido el último año más de 25 mil jornales, aunque la tasa de empleo creció 1.1%, equivalente a 47 mil nuevos puestos de trabajo. Dos de cada tres personas que viven en el campo son pobres.
La inflación de alimentos tiene un peso de 28% en el costo de vida nacional.
Lo grave del asunto es que tener 25 mil familias sin ingreso es acechar el ingreso a la guerrilla, al paramilitarismo, a la delincuencia común o al desplazamiento forzado.
Urge un frente común entre los sectores público y privado para rescatar el sector agropecuario, desconcentrar tenencia de la tierra, acompañar a las familias que hoy recuperan sus parcelas hurtadas por las mafias del narcotráfico o la avaricia de terratenientes o políticos inescrupulosos que a la brava, dejaron a cientos de miles de campesinos sin sus suelos y cosechas.
El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, SAC, Rafael Mejía, propone acciones concretas para mejorar el modus vivendi en el sector rural: cadenas asociativas de mercadeo y compras, inversiones en tecnología de las comunicaciones, más recursos para infraestructura, procesos productivos para hacer más barata la mano de obra, impulso a proyectos vinculados con la devolución de tierras, adecuación de suelos, distritos de riego, acceso a la educación, a la salud y a la capacitación.
El dirigente gremial recomienda reconstruir el área afectada por el invierno que hoy vuelve a ser fuerte, dándoles a los campesinos la posibilidad de reponerse de la crisis de producción.
Buenas intenciones las que expone Mejía para abrirle paso al campo colombiano en momentos en que la economía nacional pasa por un buen momento en términos de inversión, consumo y crecimiento sostenido.
Sin embargo, no se puede seguir comprando tiempo para ayudarles a las zonas rurales del país donde es visible la concentración de la propiedad, distorsiones del mercado laboral y la inequidad en los recursos del Estado.
Una cosa es hablar de cómo le va al sector agropecuario y otra bien distinta es ponerse en los zapatos de los pequeños y medianos cultivadores que lo único que saben hacer es sembrar y cosechar para vender a quien primero les compre si es que hay manera de sacar los productos de trochas y caminos imposibles.