"Hay que corregir con fineza; incluso a solas. Las palabras fuertes matan; en lugar de condenar, ayudemos a la persona a salir de su error...", dice con acierto el Brigadier General(r)de la Armada Nacional Colombiana, Rafael A. Colón en uno de sus más recientes mensajes en redes sociales, como consecuencia del ambiente que se vive en Colombia.
Y continúa:
"Que termine tanta inquina, aversión, antipatías, disputas, odios y rencores. Esos sentimientos no conducen a nada bueno, porque nos enceguecen, endurecen y dividen." Por último, concluye: "Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia". Palabra derivada del latín, que invita al perdón y a la reconciliación.
Todo lo contrario de la soberbia, la altanería y las ínfulas de las que hace alarde cada quien al considerase dueño de la verdad, y descalificar cualquier opinión diferente de la suya, lo cual no es democrático.
Por el contrario, vale la pena traer a colación que "Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos", respondiendo el ataque con el ataque, es lo que Goebbels, el temido ministro de propaganda de Hitler llamó la "transposición", uno de los 11 principios de la propaganda nazi consistente en que “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”, amén de la ridiculización de las personas y la tergiversación de la verdad, con lo cual se estimulan pasiones y se genera resentimiento, rencor y venganza.
Entre tanto, mucho de lo que sucede detrás de todas esas manifestaciones egocéntricas, llenas de ira y odio, angustia y desesperación, prepotencia y ganas de tener siempre la razón, es lo que el Dr Tahir Kassam médico siquiatra lo asigna al "miedo", emoción que prevalece muy profundamente entre los colombianos.
Entonces, podríamos decir que estamos en un país enfermo, donde la susceptibilidad, la irritabilidad y la soberbia de su gente son conductas generalizadas y frecuentes.
Y si la función biológica del miedo es proteger, poner en estado de alerta y activar distintas áreas del cerebro para poder reaccionar rápidamente., afirma Felipe Villar Stein en portafolio 8-21-2020: "las áreas que más se activan ante el miedo son aquellas dónde no hay raciocinio sino reacción. Las discusiones racionales son las que se sustentan en hechos, datos, razonamientos lógicos y estos son los que deben motivar las decisiones".
Labor que debe comenzar, decimos nosotros, en la familia, los centros educativos las universidades, el trabajo y en los medios de comunicación, cuyo propósito principal además de la objetividad, debe ser educar, formar opinión y enseñar.