En el más amplio sentido de la palabra, Gustavo Petro Urrego, es un demagogo y sólo sueña con ser un autócrata. Desde su más tierna adolescencia se ha fabricado como marca indeleble una sardónica sonrisa. Cuando era estudiante en Zipaquirá hizo sus primeros pinitos como guerrillero y terrorista y fue a parar con sus huesos en el panóptico municipal. No andaba con tapujos y si era necesario imprecar de viva voz al propio alcalde no se paraba en miramientos. Por eso ha llegado hasta donde ha llegado...
Se puede afirmar que toda su carrera ha sido un periplo de fechorías que puede que lo hayan llevado a declararse un incomprendido y haya ondeado cierta patente de corso. La terquedad ha sido su moneda de trueque.
En lo personal y por desgracia este fenómeno se ha tornado cada vez más frecuente en nuestro quehacer político. El mundo ha cambiado radicalmente, desde la misma Unión Soviética hasta la propia China, por no citar a los Estados Unidos del "destrompado" Trump. No hay espacio para los ideólogos y mucho menos para los idealistas.
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Si hay un caso diametralmente opuesto al de Petro es el del expresidente Iván Duque. Nacido en la cuna de oro de la burocracia internacional, siempre se ha proyectado como una figura selecta, incluso bondadosa y poco conflictiva. Más, sin embargo, bastó que pisara el asfalto del desempleo presidencial para que se mostrara irascible. Se dejó incluso crecer la barba para volver su mirada más sombría.
Hoy da cantaleta diaria.
Empero, confiamos que vuelva por sus fueros y valiéndose de su gran experiencia y visión de país ayude a enderezar el cambio, siempre acompañado de nuestra admiración...
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Se nos va Claudia López y aunque aún no ha tirado la puerta como corresponde a su endiablado carácter nosotros le deseamos, como en el corrido mejicano, "que le vaya bonito". Es una mujer muy inteligente y merece seguir ascendiendo en la escala de nuestros valores y meritocracia. No pocas veces nos recuerda las malas pulgas de Carlos Lleras. Pero sinceramente estamos muy en favor de su destino promisorio, pero tiene que cuidarse de porque siempre cruzará territorio hostil. No lo haría mal allá en la Casa de Nariño.
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Nos agrada la personalidad del nuevo alcalde de Bogotá. Es un Galán a carta cabal: serio, estudioso, disciplinado, conocedor de la problemática capitalina. Lo más importante: con ganas de acertar. En su ya larga campaña, lo intentó tres veces, Galán nos recuerda a cada momento a su padre y merece que le vaya bien en su empeño. En el Concejo Distrital lo acompañará Juan Daniel Oviedo, una verdadera revelación al servicio de nuestros intereses Bogotanos.
Adenda Uno
El nuevo Presidente Argentino Javier Milei comienza a gobernar a Argentina reduciendo el gasto público a la mitad para poder neutralizar la inflación que está disparada.
Adenda Dos
Nuestro diario El Nuevo Siglo a veces nos trae malas noticias. Ahora nos cuenta que Colombia está en la cola de las economías latinoamericanas.