La construcción de paz avanza necesariamente de la mano del impulso al desarrollo rural, el cierre de las brechas sociales y la disminución de la inequidad, factores que se evidencian en las regiones apartadas de Colombia, donde reside la población más afectada por la violencia y la falta de oportunidades.
En ese orden, el gobierno del presidente Iván Duque le ha dado el mayor alcance a los 16 Planes Nacionales Sectoriales, la herramienta integral que está permitiendo esa transformación real del campo con acciones concretas, consistentes y de largo plazo para mejorar las condiciones de vida en la ruralidad.
Se trata de un proceso que se cumplirá durante por lo menos tres gobiernos, y que cubre no solo los municipios donde se ejecutan los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET, sino todo el sector rural. Es la provisión de bienes y servicios públicos, con planeación e inversión, para reducir la pobreza, cerrar la brecha y garantizar la formalización de tierras, con un plan de acción que debe presentarse año a año.
Los 16 Planes Nacionales Sectoriales del desarrollo rural integral se desprenden del punto 1 del Acuerdo, están previstos tanto en el Conpes del Plan Marco de Implementación como en la política de Paz con Legalidad y compendian a diversos sectores de gobierno que atienden puntualmente los requerimientos básicos de las poblaciones vulnerables, en favor de la ruralidad.
El Gobierno del presidente Duque recibió tres planes sectoriales y al finalizar el periodo habrá entregado los 16 planes debidamente adoptados. Actualmente, hay 13 planes ya en ejecución: el más reciente sobre agua potable y saneamiento; y otros tres más están en proceso de formulación.
Los sectores son protección social de los trabajadores, conectividad, electrificación, agua y saneamiento, educación rural, vivienda rural, comercialización, generación de ingresos, formalización de la propiedad, asociatividad, vías terciarias, riego y drenaje y la protección del derecho a la alimentación. Y de manera muy importante, reconoce la Economía Campesina, Familiar y Comunitaria de los colombianos más vulnerables del campo, incluyendo las mujeres, y las comunidades indígenas, negras, raizales, palenqueras y afrocolombianas.
La puesta en marcha de los Planes Nacionales Sectoriales es sin duda la mejor respuesta a esta coyuntura, para hacer irreversible la transformación de la realidad de vida en el campo, que debió empezar hace décadas como un acto fundamental de equidad y de justicia social.
*Consejero Presidencial para la Estabilización y la Consolidación