Walt Whitman, más que un gran poeta, fue un valor humano gigantesco. Arisco, polémico y difícil. Un día dijo algo impresionante, “Sé, maestro Traubel, que Ud. está escribiendo una biografía sobre mí. Tenga mucho cuidado al relatar algunos episodios ásperos y discutibles de mi vida, de exagerarlos o desdibujarlos, por el gran aprecio que Ud. me tiene a mi…El alma humana es tan compleja, que en la cotidianidad solo conocemos de nuestros semejantes apellidos, trajes, sus facciones y algunos líos exteriores…Pero adentro, en el sótano de la conciencia se agitan desnudamente pasiones contradictorias, como esas colonias de animales submarinos… En un hombre habitan muchos hombres…”
Con el doctor Belisario Betancur, Marino Jaramillo Echeverri y yo tuvimos importantes cercanías, pues en el “eje cafetero” y otras ciudades, en algunas de sus campañas presidenciales, fuimos oradores en memorables tribunas. El centro de nuestras intervenciones y las del Dr. Belisario consistían en demostrar con evidencias, las desafiantes desigualdades sociales…
Los libros del mismo Dr. Belisario, sobre todo los de su juventud, son prueba reina de lo que afirmo. Tanta insistencia en la urgencia de la justicia social, condujo a que varios periódicos se afirmó que las propuestas políticas de este brillante líder eran una mezcla de “vodka y agua bendita”.
Aclaramos que se proponía “humanizar la riqueza, no destruirla”.
Cualquier democracia, -aun la más liberal, por individualista que sea- es en su esencia el gobierno de las mayorías. Y no solo en Colombia, en el mundo, las democracias degeneran en castas dominantes. Si nos guiamos por el diccionario, plutocracia, oligarquía o casta es gobierno de unos pocos. En lo plutocrático prevalece financiero y en los otros casos, otro tipo de privilegios.
El Dr. Belisario siempre sostuvo que la pobreza de América latina y la nuestra se explicaba por varios factores. El principal elemento desencadenador de la miseria era el “subdesarrollo”. Subdesarrollo es explosión demográfica, hambre, desnutrición, desempleo, cinturones de vivienda precaria, 50% de población informal, atraso tecnológico, científico, etc. etc.
Como todo ser humano el Dr. Belisario, aunque cometió errores, fueron muchos más sus aciertos. Fue éste presidente, como lo demuestran con elocuencia, Marco Antonio Velilla, y Carlos Rodado en el libro que ya está circulando, sobre este conductor antioqueño, el que con audacia y espíritu visionario inició la muy ambiciosa política de negociar la paz con los guerrilleros.
El libro de los prestigiosos humanistas Velilla y Rodado tiene magia. Se lee en una tarde con gran provecho. Con este volumen se cumple la inspirada sentencia de un norteamericano: “Quién toca este libro, toca un hombre”.
Los doctores Velilla y Rodado son de la Academia de la Lengua que con tanta eficacia preside el catedrático Jean Carlos Vergara. Este libro “Belisario, un humanista universal”, será de forzosa consulta.