Colombia es un país emocional, en donde cada día sorprenden sus gobernantes a un pueblo para superar la baja popularidad en que se encuentran.
Los populistas explotan el sentimiento y las injusticias sociales con nuevas propuestas, que muchas veces van en contra de los intereses sociales y políticos. Con el populismo se ponen de lado muchas veces las leyes, la Constitución y otros temas científicos como la psicología.
Fue así como el Ministro del Interior anunció a los colombianos unas ideas, que provocan risas. Los colombianos ya estamos acostumbrados a estas cortinas de humo que se lanzan para apagar incendios como la corrupción avasalladora en que se encuentra nuestro país.
Gobernadores en la cárcel, procuradores regionales mudos ante tantas injusticias, que el Procurador Fernando Carrillo tuvo que declarar insubsistentes por las múltiples quejas de la ciudadanía. Reveladores desfalcos como el de Reficar denunciado por nuestro Contralor, Edgardo Maya. Campañas que reciben aportes por debajo de la mesa, y que los presidentes dicen desconocer, porque los que recibieron físicamente ese dinero fueron sus gerentes de campaña. Los elegidos solamente participarán en la organización y celebración de la victoria. Todo va como dicen, por una radiante ruta del sol amparados por la impunidad.
Perla populista este año: Voto a los 16 años. Ante la baja popularidad de nuestro Nobel de Paz, piensan que la juventud acudirá desenfrenadamente a las urnas, para elegir sin ningún conocimiento cívico a los mismos líderes corruptos que nos han gobernado durante varios lustros.
Convirtieron a los jóvenes en una masa, sin tener en cuenta sus condiciones sicológicas de desarrollo, de crecimiento, de pubertad, de adolescencia.
Con estas propuestas descabelladas nuestros dirigentes podrán proponer en un futuro que las criaturas nacidas en este siglo, ejercerán el derecho al voto tan pronto aprendan a leer sus primeras letras.
Los populistas quieren ignorar el desarrollo que tiene todo ser humano. No importa pasar por alto los momentos en donde su personalidad está lista para poner en práctica destrezas intelectuales, cognitivas, con el fin de potencializar el aprendizaje y sus áreas mentales más destacadas.
Aún para estos populistas ignorantes, presumiendo que el pueblo es ingenuo, no temerán proponer que el voto podrá ser considerado en la pubertad, que es uno de los períodos más importantes en la vida de cualquier individuo, ya que marca la transición entre la infancia y la edad adulta, y se caracteriza por distintos cambios madurativos, tanto sexuales como psíquicos, que dan lugar finalmente a un ser adulto con capacidad para reproducirse. Lo habitual es que en las niñas ocurra entre los 8 y 13 años, y en los niños algo más tarde, entre los 9 y 14 años.