Colombia cuenta con 672 mil personas dedicadas a actividades del sector salud. La mitad trabaja directamente en clínicas y hospitales, y una tercera parte en prácticas y diagnósticos clínicos. Es fundamental garantizar para todos ellos, y sin discriminación, los protocolos de bio-seguridad recomendados por la OMS. El Estado debe ser exigente en ese proceso, y al mismo tiempo cooperar intensamente para que los elementos existan.
Hace dos semanas la OMS recomendó incrementar la producción de equipos de protección en un 40%. En el mundo se necesitan más de 89 millones mascarillas para médicos, y cerca de 76 millones guantes para examen, mensualmente.
Los equipos de protección para el personal sanitario en Colombia cuestan alrededor de 200 mil pesos. El visor, tapabocas N95 y las monogafas cuestan 165 mil pesos. Es un gran reto, en el que no podemos fallar. Los médicos enfermeras y el personal de la salud requieren protección. Tan solo en Italia se han registrado cerca de 3 mil médicos y enfermeros infectados. En España el 10% de los contagiados hacen parte del sector salud.
Al mismo tiempo son necesarias permanentes pruebas para descartar enfermedad en el personal de la salud. Hoy parece claro que el Covid-19 se fortalece en la infección continuada. Una persona enferma supone mayor riesgo para todos los enfermos y para los sanos. Las dinámicas y la disciplina en las permanentes pruebas a los equipos de salud, es imperiosa.
Las EPS y las ARP tienen que estar alineados con las recomendaciones de la OMS y sus manuales para atender las salas de pacientes, salas de espera, laboratorios, y hasta para el manejo de ambulancias. Esta cuarenta está ganando tiempo para la compra de recursos necesarios para atender una posible crisis.
La cuarentena nos da el tiempo estrecho de aumentar nuestra capacidad de atención de enfermos. Colombia cuenta con 1,7 camas por cada 100 mil habitantes, mientras en los países desarrollados la proporción es de 3. Ya el Gobierno ha estado adecuando más camas, como en el caso de Corferias, donde se esperan instalar hasta 5 mil adicionales.
Sin embargo, lo más importante son las camas de cuidados intensivos. Según AMCI, Colombia cuenta con 5.300 camas UCI donde el 50% ya están siendo utilizadas por pacientes con otras enfermedades. Se estima que el 10% de estas camas cuentan con sistemas de bioseguridad, y un 2% tienen el sistema de presión negativa. Una UCI cuesta entre 200 y 350 millones de pesos. Será un gran esfuerzo para el país, pero debemos aumentar su número.
El país cuenta con 3.200 camas de cuidado intermedio-sin ventiladores-. Tenemos 10,6 ventiladores por cada 100 mil habitantes, por encima de Chile con 8,8, Ecuador con 7,0 o Centroamérica con 2,5. El Gobierno Nacional ya está ampliando la capacidad instalada para que en mayo, donde se estima el pico de infecciones, haya mayor disponibilidad para los contagiados. En los próximos días van a llegar al país más de 1.700 ventiladores y 50 mil pruebas rápidas para la detección del Covid. Las universidades Andes y Rosario están listas para practicar 100 mil pruebas más, en laboratorios ya instalados. Falta definir la logística de las muestras y ojalá se le de prioridad al personal de salud.
Lo importante es usar las semanas que quedan de la cuarentena para prepararnos: abastecer el sistema de salud con los equipos y contar con los elementos de protección para los profesionales médicos.