Protestar en paz | El Nuevo Siglo
Viernes, 27 de Enero de 2017

Vivimos en un país emocional, donde nos hacemos los locos, en donde cada aspirante a la presidencia o a un cuerpo colegiado, con argumentos sofisticados trata de volver verdad lo que es absolutamente falso.

Los antitaurinos, reunidos para protestar contra el maltrato animal, cerca  de la plaza de Toros La Santamaría, el domingo pasado, nos quedamos sin voz, frente a aquellos terroristas que aprovecharon la ocasión para herir con ladrillos, con escupitazos, y con toda clase de vulgaridades a los que asistieron a la corrida.

Entre ellos estaban unos personajes con piel de oveja, como el exalcalde Gustavo Petro y el concejal Hollman Morris, quienes en su corazón desean la revocatoria del Alcalde Peñalosa. Ellos encontraron el momento oportuno para patrocinar la recolección de firmas, que la hicieron sus seguidores, calladitos, muy calladitos.

Con su voz patriótica Petro y Morris, se defienden, esgrimiendo el artículo 37 de la Constitución Nacional, que señala: “Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente…”

Se apoyan igualmente en el artículo 13 de la Constitución Nacional, que establece que “todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar….”

Para nadie es un secreto que cuando se tiene un privilegio, como el de ostentar la posición de concejal o exalcalde, lo siguen unos electores que no necesitan figurar en los periódicos ni en emisoras, sólo le deben rendir cuentas a sus jefes políticos.

 

Por eso, Petro y Morris no necesitan presentar a sus admiradores, tendrán oídos sordos y serán ciegos ante los heridos que causen estas protestas, al final sólo les exigirán un buen balance en la recolección de firmas por la revocatoria.

Estos amigos  pregonan sus derechos amparados en la Constitución, pero se hacen los locos, por ejemplo cuando Petro dice que llevo a su hija menor de edad para concientizarla del maltrato animal; tendríamos que preguntarle a ésta niña inocente si la llevaron por petición propia, o fue contra su voluntad.

Estos líderes con piel de oveja han ignorado que la libertad debe ser asumida con responsabilidad, o sea, tomar una decisión libremente por un bien particular o general.

La libertad se debe ejercer sin demagogia, sin causar perjuicio al otro, como lo establece el artículo 4 de la Declaración Universal de los derechos del Hombre y del Ciudadano. Su ejercicio requiere la posesión del conocimiento por una parte, y de la inteligencia por otra, que habilite el marco de los límites de índole material y moral que la circunscriben.

Por ello respaldamos al Alcalde Peñalosa y a su equipo de gobierno, cuando anuncia que protegerá con sus cuerpos de seguridad a los amigos de las corridas y a los antitaurinos. La protesta pacífica será bienvenida.

Señores terroristas, déjenos protestar pacíficamente.