Los medios de difusión ocupan en el mundo moderno un lugar preponderante; han sido benéficos, pues han logrado crear una “cultura de masa”, pero a la vez han dado un impulso importante a la criminalidad y al vicio.
Los medios de difusión transmiten no solamente diversión y noticias, sino también (y en grandes cantidades) publicidad.
La publicidad es censurada únicamente cuando es considerada obscena, pero no cuando es psicológicamente dañosa, basada en la simple repetición, en el alabar desmedidamente un producto, en la simplicidad.
Existen tipos más peligrosos de publicidad, como aquélla de las bebidas alcohólicas, desmedida y dirigida directamente al hogar.
Hay un tipo de publicidad mucho más peligrosa aún, y es la publicidad gratuita al crimen, que se da en todos los medios de difusión como noticia. Estas noticias llegan al adolescente en su crisis de valoración durante la cual está formando su normatividad, y en la que lo menos conveniente son las noticias de delitos, vicios y desórdenes sociales.
El fenómeno de la imitación es universal y agudizado en los niños. El conocer delitos y crímenes (reales o ficticios), impulsa a probar suerte para no cometer los errores de los delincuentes y permanecer impunes.
El delincuente pobre y acomplejado busca ser famoso, quiere que se hable de él. Una vez que lo logra se siente feliz, al fin es alguien, al fin es conocido. Otros hombres pueden seguir su ejemplo al querer ser famosos, y muchos jóvenes, con tal de llamar la atención, pueden llegar a la corrupción.
Dice Luis Rodríguez: los medios masivos pueden convertirse en factores de corrupción.
Enseñan las técnicas de la corrupción.
Por su frecuente mención, los hechos no parecen algo desacostumbrados
Sugestionan a los jóvenes de que la corrupción es atractiva y excitante.
Dan la impresión de que es rentable la corrupción.
Despiertan una simpatía patológica por algunos corruptos.
Muestran a los hombres han adquirido prestigio por sus actos antisociales.
Da una versión falsa y se ocultan las verdaderas causas de la corrupción.
Describen el hecho de modo que parece fácil escapar a la acción de la justicia.
No se destaca suficientemente el elemento de la pena inherente a la comisión de un hecho torcido.
Desacreditan la persecución penal por inoperante.
Sugieren metas engañosas a la vida fácil y ostentosa.
En la difusión impresa encontramos lo que sigue:
Periódicos (diarios). La sección policiaca de los diarios (nota roja), es la más nociva, perjudicial en dos formas:
Algunos periódicos (cada vez menos), publicando los delitos y las faltas, con todos los datos y en ocasiones con fotografías;
Dando una reseña detallada de los delitos.
Francisco Pabón Vasconcelos afirma: “Los periódicos que, instigados por un deseo de sensacionalismo, se han convertido en crónicas del delito en todas sus formas, sin excluir los detalles, tanto gráficos como descriptivos, permiten conocer así los medios de cometerlo, como los de escapar de la sanción penal”.
Por pornografía entendemos, con J.E. Gutiérrez A., la explotación morbosa de las pasiones humanas con un fin de lucro, en este sentido, está claro que solo se persiguen algunas formas de pornografía, que en varios sentidos son las menos dañosas criminológicamente hablando.
En varios países latinoamericanos, las revistas pornográficas o semipornográficas, sólo pueden venderse a mayores de edad, en envoltura cerrada.