RAFAEL DE BRIGARD, Pbro. | El Nuevo Siglo
Domingo, 17 de Marzo de 2013

La Iglesia es cada bautizado

 

Resuelto el asunto de elegir al nuevo obispo de Roma y por tanto pastor universal, oídas toda clase de opiniones, muchas de ellas bastante absurdas y de mala fe, dejado de lado el inmediatismo con que se analiza un acontecimiento que es básicamente espiritual y de largo aliento, se hace necesario recordar una realidad importante para quienes formamos la Iglesia. No se trata de nada diferente a decir que la Iglesia es cada bautizado y lo es también la comunidad que formamos.  Y las opiniones que damos pidiendo a la Iglesia lo humano y lo divino, lo nuevo y lo revolucionario, lo moral y lo ético, todo eso, hay que pedírselo en primer lugar a cada bautizado. Los que no creen en la Iglesia no sé para que piden nada de lo que piden.

Esta es una hora muy interesante para la vida de cada bautizado que se siente feliz de serlo y cuya relación con Dios y con su Iglesia le resulta de vital importancia. La razón es que estamos en una época en que quizás como pocas veces hay que llevar el sello de Cristo en el corazón con absoluta convicción para resistir su exigencia constante. Cristianos o católicos de medio pelo están mandados a recoger. Está bien pedir de la Iglesia toda clase de perfecciones, de santidades, de cercanía a toda la gente y en especial a los más pobres. Pero quien esto pide, siendo bautizado tiene que entender que la primera Iglesia que tiene que hacer esto es quien lo está pidiendo o exigiendo, o sea él mismo. Hay que superar esa etapa bastante infantil de estar pidiendo que el Papa haga esto o aquello, que los obispos y sacerdotes se mueven de una u otra manera; lo lógico es que cada cristiano se tome en serio su fe y la viva.

Al mismo tiempo hay que recordar que cada bautizado que vive su fe en forma convencida y alegre se convierte en estímulo para que otros también asuman su relación con Dios de forma comprometida. Así se construye una comunidad en la que nadie devora a nadie, sino que tejen redes de apoyo y crecimiento y también de sentido. Ojalá el Papa Francisco, con nombre verdaderamente misional como los bíblicos, pueda hacer su compleja tarea sabiendo que cada bautizado también la está realizando y que nadie le está pidiendo que haga lo que el peticionario no quiere hacer. O todos en la cama o todos en el suelo.