RAFAEL NIETO NAVIA | El Nuevo Siglo
Martes, 21 de Febrero de 2012

El asilo

La figura del asilo es muy antigua. En los siglos XI y XII se concedía en los lugares religiosos (iglesias, monasterios, hospitales) a los delincuentes comunes o a las damas perseguidas por un marido celoso. Aunque es una institución que por costumbre se respeta en muchos países, fue en Latinoamérica donde, en tratados del siglo pasado, adquirió carácter convencional.

El Instituto de Derecho Internacional definió el asilo como la protección acordada por un Estado a un individuo que se siente perseguido por otro Estado que actúa a través de sus órganos debidamente autorizados o de agencias que abierta o subrepticiamente funcionan a órdenes del gobierno, del partido o de la pandilla gobernante. Si se otorga en su territorio se llama asilo territorial y si en sus embajadas u otros sitios bajo su jurisdicción, asilo diplomático.
La Convenciones regulan la concesión de asilo y, en particular, las razones que puede tener el solicitante para pedirlo. Pero siempre queda a discreción del Estado concederlo o no y aceptar o no las razones aducidas.
Colombia apareció siempre como campeona del asilo, especialmente desde el famoso incidente de Haya de la Torre, el líder político peruano cuyo asilo en la embajada en Lima estuvo a punto de llevar a un conflicto armado. Más tarde, el canciller Turbay negó asilo a unos militares rebeldes hasta que el Comité Jurídico Interamericano dijo que sí lo tenían.
Posteriormente, la cancillera Barco concedió asilo al líder venezolano Pedro Carmona cuando el orquestado golpe de estado de 2005, pero negó el refugio -regido por otra Convención- a los militares involucrados.
Panamá, respetuosa de sus obligaciones internacionales, ha concedido asilo a María del Pilar Hurtado, acusada en Colombia por la fiscal Vivianne Morales de hacer “parte de una organización criminal para asediar a magistrados, congresistas y un periodista”, y también a los periodistas de El Universo perseguidos en Ecuador por delitos de opinión.
El excomisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, está acusado por la fiscal Morales de falsedad, tráfico de armas, prevaricato y peculado por la desmovilización del Frente Cacica Gaitana en la que se colaron veinte personas que no tenían derecho a ello. Restrepo manejó las desmovilizaciones de treinta mil Auc pero, según la Fiscalía, ha debido saberlo. Como los desmovilizados entregaron unas armas, Restrepo es acusado de tráfico de armas, y, como les dieron una plata, de peculado. Como la Presidencia de la República es parte civil en el proceso y la Fiscal ha tenido vínculos con exguerrilleros y exparamilitares y está casada con alguien que tuvo diferencias con Restrepo, éste tiene más de una razón para pensar que no tiene garantías, sobre todo luego de los casos de los militares, del exministro Arias y otros amigos del presidente Uribe. Restrepo busca asilo y ojalá se lo den y Colombia tendrá que respetar esa decisión.
Coda. Toda la izquierda se moviliza a defender al juez Garzón, condenado por prevaricato por el Tribunal Supremo español. ¿No dizque hay que respetar las decisiones judiciales?