Todos a una los colombianos clamamos pronta justicia ante los dolorosos acontecimientos de los que han sido víctimas niños y niñas. No resistimos más.
Por los corazones de Colombia corre sangre inocente de niños violados, asesinados, y lo que faltaba para rematar su terrible delito: un violador decide incinerar el cuerpo de un angelito para no dejar rastro de su actuación demoniaca.
Las inocentes niñas Génesis y Yuliana Samboni así como el secuestro de Cristo José son muestras dolorosas de la tragedia infantil que vivimos en Colombia.
Se ha querido aplicar con urgencia la cadena perpetua o la pena de muerte. Aseguran que con la cadena perpetua en los delincuentes surgirá el temor a ser condenados, entonces no volverán a maltratar ni asesinar a mujeres, ni a violar niños y niñas.
Una de las principales líderes en el impulso de la cadena perpetua fue la destacada dirigente Gilma Jiménez, pero su muerte prematura hizo que naufragara en el mar del olvido el propósito de luchar por la dignidad de la población infantil y de la mujer colombiana.
Considero que la cadena perpetua no es una solución definitiva, pues estos delincuentes que actúan como ratas, no cambiarán de la noche a la mañana. Su corazón lleno de maldad hará que permanentemente estén al acecho de una nueva víctima para atraparla en sus redes venenosas.
Estos delincuentes violadores son como ratas, transmiten enfermedades, además son muy persistentes, y consiguen engañar a sus víctimas fácilmente. Tienen una actividad principalmente nocturna. Crean madrigueras y a medida que va creciendo la población, se expanden y se conectan a otros escondites creando una compleja red de túneles subterráneos.
La psicóloga Jenny Moix, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona, se refiere a la inconsciencia del pensamiento: “en nuestra cabeza no existe un botón de encendido y apagado para apagar lo que pensamos. Cuando no estamos concentrados en algo, nuestro pensamiento empieza a divagar, se va fuera del presente, a veces se va al pasado, a veces al futuro, y otras veces, al mundo de la fantasía, hay muchos tipos de fantasías, quizás las sexuales son las más abundantes…”.
El doctor Leonardo Palacios, médico siquiatra y neurocirujano de la Universidad del Rosario, advierte que “las emociones son muy difíciles de controlar, y son una prueba de fuego para la fuerza de la voluntad. Suelen producir respuestas rápidas, que a veces no alcanzan a tener el filtro de la corteza cerebral, puede surgir la violación sin que se alcance a ejercer la fuerza de la voluntad”.
En una sociedad tan descuadernada donde nacen niños no deseados, en la que una madre cabeza de familia está ausente de la educación de su hijo, donde unos padres convierten a sus hijos en traficantes de drogas ¿será que estos hijos tendrán emociones que los llevarán a violar niños en el futuro?
“Educad al niño, para no tener que castigar al hombre”. Mientras se apruebe y aplique la cadena perpetua a un violador, estarán brotando emocionalmente miles de violadores potenciales en nuestra sociedad desadaptada.