Comencemos por esperar que se bajen de la nube un buen número de integrantes de la baraja de candidatos con ínfulas presidenciales. Y ahí sí, centrarnos a analizar cómo las encuestas miden supuestamente el voto de opinión y merecen tenerse en cuenta, o sus resultados por ahora solo representan aparentes victorias para estimular triunfalismos pasajeros.
Lo anterior lo digo, quizás con el rechazo de muchos de mis lectores, basado en que tradicionalmente en nuestro país han sido las maquinarias y no las encuestas, las que definen el manejo del "poder real" y seguirá sucediendo, al menos mientras el voto no sea obligatorio o la población mayoritariamente movida por su voluntad de cambio concurra en masa a las urnas y resuelva modificar esa dañina costumbre.
"Una opinión a favor no se le niega a nadie", mucho menos un sí en las encuestas, sobre todo cuando la gente responde, pero no sale a votar. Sin embargo, son solamente estos dos parámetros, encuestas y resultados parlamentarios en marzo próximo, los que tendremos a nuestro alcance para estimar un virtual ganador en la primera vuelta de las presidenciales. Luego vendrá el acomodo de las distintas vertientes o partidos, para inclinar la balanza definitivamente en la segunda.
Obvio que para ese momento los jefes políticos ya se habrán despojado de su máscara para alinearse según sus propias conveniencias. Y los estimativos pasarán a depender de lo que ellos dispongan, no importa si hubiesen adquirido compromisos previos o no. Son políticos y su interés es acomodarse bien.
Entre tanto, las "movidas tras bambalinas" de parte del Gobierno no se habrán hecho esperar. Para no hablar también de los aspirantes a Cámara y Senado que no hayan resultado elegidos y se muestren dispuestos a "negociar" sus votos al mejor postor. Además, los gobernadores y alcaldes en ejercicio, luego de comprometerse con una determinada candidatura, contratarán obras y personal a manos llenas sin ley de garantías que se los impida.
De otra parte, falta ver el rumbo que vayan a tomar cada uno de los integrantes de la Coalición de "La Esperanza", quienes con gran esfuerzo llegarán unidos a las parlamentarias, pero luego seguramente se disgregarán para un lado y otro. En ese orden de ideas, las encuestas y "los debates" en redes sociales, hoy día son apenas un ejercicio de entretenimiento, del cual no puede concluirse nada en concreto.
Así las cosas, la única forma de asegurar un mejor futuro, es salir todos a votar por quien nos dicte nuestra conciencia, y la consigna debe ser derrotar la abstención. Alguien lo dijo: "Es el momento de pasar la página de la clase política actual(...), tuvieron su tiempo y se dedicaron a vivir para ellos. Colombia tiene otra gente capacitada, preparada y lista para asumir las riendas."
*Exgobernador del Tolima