En Colombia podría creerse que todo lo queremos regalado.
Es costumbre decir "me regala...", cuando no es así.
Regáleme un cigarrillo, o por favor me regala una gaseosa, regáleme ese cuaderno, me regala una hamburguesa; o regáleme esto o aquello, etc. etc, etc., siendo que al decirlo no necesariamente se está solicitando un obsequio, sino que se utiliza para suavizar una petición u orden expresa buscando ser amable y no molestar.
Pero esa costumbre de decir por todo, me regala..., me regala..., me regala...; en lugar de decir, me vende o le compro, o alcánceme tal o cual cosa, desconcierta particularmente al extranjero que nos visita.
Es cierto que existen muchas necesidades en nuestro país, tanto así que con frecuencia se emprenden donativos algunos de ellos para familias en estado de pobreza extrema, pero de ahí a que la población en cualquier circunstancia pida que le "regalen" todo, da una impresión menesterosa de desigualdad generalizada, de bajos ingresos y de desempleo, aspectos que de hecho existen y representan un problema económico y social crítico, pero realmente, para el caso que nos ocupa, es más bien una mala costumbre.
Habituarse a depender de los demás y creer que a todo el mundo se le puede mendigar un servicio, un producto o simplemente un favor, es quizás lo que nos ha llevado inconscientemente a esa práctica, señal de inferioridad y dependencia.
Si lo que se quiere no es una limosna o un regalo, entonces para qué decir " me regala".
Carlos Castillo Cardona, columnista del diario El Colombiano de Medellín, se refirió a este tema en julio de 2013 y dijo que "El regáleme es una manera cortés de pedir algo...”; pero está relacionada con las formas serviles de la Colonia española.
Sin embargo, sea cual fuere el origen del vocablo, "regáleme" se ha vuelto hoy día una manía de jóvenes y adultos, al igual que otras palabras empleadas en contraste con las reglas del idioma español y propias de su particular forma de hablar según el nivel social y cultural.
Además, la utilización equivocada de esta expresión ha ido más allá. Veamos:
Castillo Cardona da un ejemplo simpático al referirse a un ama de casa, quien le dijo a su empleada, "ahí le regalo esa ropa para que la lave"; y obviamente, de manera literal, la empleada lavó la ropa y se quedó con ella.
Así también hay cosas que como el "cariño verdadero" ni se compra ni se vende, tal cual reza la canción y lo confirma otra de su mismo género titulada "Regálame tu amor en primavera.
Regálame un poquito de tu vida, regálame tu cara enamorada
o regálame un instante para verte respirar”.
En consecuencia, y en sentido estricto del lenguaje, comprar significa "obtener algo por un precio"; o sea, una relación transaccional de intercambio. Mientras regalar es "dar sin recibir nada a cambio"