La incógnita sobre si habrá una o dos vueltas durante las elecciones presidenciales, aumenta cada día. La sombra la genera la Registraduría, entidad encargada de realizarlas y garantizarlas.
El actual registrador demostró una total ineptitud durante las elecciones de cuerpos colegiados. Movimientos políticos, afectos, apáticos, abúlicos e indiferentes con el gobierno Duque, reclaman rectitud, confianza y limpieza durante los próximos comicios.
Todos consideran una garrafal equivocación la escogencia de Vega, por parte de las Cortes y del Congreso. Lo miran como un elemento sostenido por interesados en que las cosas continúen sin cambio en este país que soporta los más graves problemas, desde cualquier punto del que se mire. Pobreza, hambre, desempleo, inseguridad económica y política, etc.
El próximo debate está amenazado por una serie de aspectos que ponen en serio peligro la honestidad, la confianza, la tranquilidad, la paz y tantos aspectos más que, casi siempre habían acompañado los debates electorales presidenciales.
Hay investigaciones sobre el registrador Alexander Vega, casi desde el mismo día de su elección. Inexplicablemente han marchado a paso de tortuga, tardanza que le ha permitido, acomodar funcionarios “expertos” en manipular formularios, mesas de votación y jurados. A eso hay que sumar los multimillonarios contratos para llevar las cuentas de votos, votantes y suministro de “cifras oficiales”. Son maniobras que, según el senador García Realpe, “permitieron comprar votos, como nunca se habían comprado en Colombia”
El Senado citó al omnipotente, altísimo y soberano registrador a un debate de control político, que altaneramente desatendió y se limitó a enviar a un segundón. Muchos senadores consideraron a Vega “absolutamente irrespetuoso con el Senado”.
Otros parlamentarios pidieron a las Cortes propiciar la elección de nuevo Registrador, o en su defecto, pedirle al gobierno Duque designar uno Ad hoc, que permita legalidad electoral para presidente, con una votación honesta, segura y confiable.
Hay que hacer algo para que el país tenga la certeza de que, al elegido, lo respaldará la legalidad. Que no se “apliquen las 3P”, sobre la “revancha del poder”, de las que habla Moisés Naim: populismo, polarización y posverdad, que puedan socavar la democracia.
Ya aparecen las “fast-encuestas” que determinaron en menos de tres días un ganador, con esas manipuladoras posverdades para alcanzar el poder.
Uribe, Pastrana, centenares de dirigentes, millones de votantes y, en este último debate, el propio presidente del Senado, Juan Diego Gómez, han accionado las alarmas, para impedir un “chocorazo” que traería funestas consecuencias para esta nación tan necesitada de cambios, que nos lleven al rescate de nuestra democracia. Vega debe renunciar para despejar las dudas que con estupor se pregonan y proclaman. ¡Juego limpio señores!
BLANCO: ¿Qué hiciéramos sin Lucho Díaz? Por fin alguien saca la cara por Colombia, con jugo limpio.
NEGRO: El fallecimiento del gran amigo Jorge Mario Eastman. El hombre que “veía lo que venía”, gran contertulio de la mesa de los viernes en el Pajares, donde ilustraba con su amplia sabiduría. Paz en su tumba.