Un buen signo de los tiempos es que empecemos a realizar homenajes a los ciudadanos ejemplares que, con abnegación encomiable, han realizado obras de interés para la comunidad. Miguel Santamaría ha sido un incansable promotor de cultura. Y promover cultura es promover riqueza. La vitalidad de un pueblo no está representada por el empuje de su industria, ni por la abundancia de su producción agrícola, ni mucho menos por la sonora algarabía de las contiendas políticas. Don Quijote la decía a Sancho Panza que los cántaros vacíos hacían “mucho ruido”. La pujanza de un país reside en su ambiente cultural, en su humanismo, en la importancia espiritual de sus hombres.
Sorprende en Miguel -90 años- la juventud de su espíritu. Tenaz, sereno, tranquilo, de una voluntad indomable. No ha conocido ni la melancolía, ni la fatiga, ni la amargura. Amigo de exaltar a los héroes, especialmente a Bolívar. Miguel Santamaría encuentra todo su deleite en el trabajo y en la creación de obras útiles. Tiene temperamento y vocación de empresario. Ignora el ocio y nunca se ha rendido a la fatiga. Encontró una motivación en Bolívar.
Admiro el espíritu jubiloso de Miguel Santamaría Dávila. En la vida es mejor dar abrazos, que dar bofetones. Los muros aíslan, encajonan y separan. Los puentes comunican, unen, hacen fraternizar. Lo que admiramos todos en Miguel es su obra por Bolívar. Los hombres pasan y las obras quedan. Hagamos agradecer a Miguel Santamaría, la fiesta maravillosa de la amistad.
Aplaudimos los que sentimos aprecio por Miguel. Los que gozamos con el triunfo del culto a Bolívar.
Que sepa Miguel Santamaría, aquello de que honrar, honra. Es mejor dar, que recibir, servir que ser servido. La vida es magnánima con quienes tratan a sus semejantes con corazón alegre y espíritu regocijado.
Miguel es hombre de amistad. La amistad es hermosa en la vida. El dinero es importante, pero no es suficiente. A veces el dinero, puede dar comida, pero no da apetito; acompañantes, pero no amigos; abundancia de bienes materiales, pero no felicidad; matrimonio pero no hogar. La amistad, conforma la mayor de las alegrías y las felicidades más sinceras.
Impresiona el gran impacto producido en el mundo académico y en el país, por las cerca de 100 conferencias realizadas por la Academia Bolivariana, en honor del Libertador y promovidas por Miguel Santamaría.
Y como si fuera poco, ha impulsado un inteligente convenio con la Universidad de Los Andes la construcción de un novedoso edificio frente a la Quinta de Bolívar para disfrutarlo la Universidad de los Andes y la Academia Bolivariana.
Esta sede será un foco de poderosa irradiación cultural. La importancia de un país se mide por su influencia en su humanismo y en la civilización. Vemos pues como es de ejemplar el brillante dinamismo de Miguel Santamaría.
La historia les da personalidad a los pueblos, sentido de pertenencia y orgullo cívico, por su pasado glorioso.
La actividad académica de la Bolivariana en esta pandemia es especialmente necesaria para las juventudes, a veces tan indiferentes con el pretérito social. La patria es la sumatoria del ayer, el presente y el futuro. Del hoy surge el mañana. Sin historia somos como un árbol sin raíces.