Esta semana la opinión conoció a través de la prensa, una declaración de ciudadanas y ciudadanos tolimenses en favor de la candidatura de Gustavo Petro.
Publicación que abiertamente ayudó a resolverse a muchos indecisos, hoy día dispuestos salir el domingo a votar por esa propuesta.
No obstante, y por vueltas que da la vida, algunos amigos y amigas a quienes conocí pregonando en otros momentos una política de servicio a la comunidad y que ayudaron en mi administración como Gobernador del Tolima a servir a los más pobres y necesitados, hoy ante dicha Declaración resolvieron escribirme sorprendidos, advirtiéndome que se abstenían de acompañarme en esta ocasión por cuestión de principios, como si mi invitación no se basará en ellos, o porque esa candidatura es un "seudocomunismo" disfrazado; o mensajes tan suigéneris como que "hay que tener cuidado porque Petro da miedo, dicen, y porque al igual que el diablo tiene la habilidad de ofrecer bellezas, y después venir a cobrarlas".
Cierto es que cada quien por derecho propio puede expresar su posición de una u otra forma, pero para el caso que nos ocupa mi cordial sugerencia es a hacerlo por lo menos con algo de coherencia, y no sobre simples conjeturas y temores.
Tampoco queda clara la razón de su voto por el candidato contrario, quien sí pareciese en la práctica no tener principios, mucho menos valores, y es un fascista de tiempo completo que humilla y atropella a los humildes.
Además, ya cobró y lo seguirá haciendo. Porque su verdadero disfraz del engaño y la trampa lo ha seguido utilizando, en esta oportunidad para entretener incautos como los que van a votar por él creyendo que es la solución para este país.
Y debe quedar claro que nuestro voto por Petro no es un cheque en blanco.
Una vez pasado el jolgorio del triunfo tendrán que iniciarse las transformaciones esperadas, reservándose cada ciudadano el derecho al disenso cuando sea necesario.
Se trata de una aspiración que incluye diversos matices y grandes expectativas.
La prioridad está en desmontar la corrupción empotrada por más de 20 años.
Vendrá el momento de pasar la página, y entrar en un nuevo escenario, pues Colombia tiene mucha gente capacitada, preparada y lista para asumir las riendas, solo requiere de la oportunidad para hacerlo.
Para no hablar de los uribistas que igualmente votarán por "sacarse el clavo" contra Petro, porque si fuese en verdad por la propuesta de Hernández, la cual, además, hasta el momento no es clara, lo hubiesen hecho sin vacilación desde la primera vuelta.
Votación más bien antiuribista la de Rodolfo, que sumada a la del candidato ganador Petro sirvió para "enterrar al uribismo", funeral que se dio el domingo 29 de mayo a las 5:00 pm, según lo afirmó él mismo en todas sus entrevistas.
"Rodolfistas vergonzantes" son ahora o, mejor dicho, Rodolfistas a "regañadientes". solamente por votar en contra de Petro.
No son Rodolfistas propiamente, porque siguen siendo uribistas que apoyan la estigmatización y criminalización de la opinión contraria.
*Exgobernador del Tolima