RODRIGO POMBO* | El Nuevo Siglo
Jueves, 14 de Marzo de 2013

Viva la muerte de Chávez

 

“Inexplicable el sepulcral silencio de los anti-régimen”

Costumbre hipócrita y malograda aquella que enseña que es de pésima educación hablar mal de los muertos y más aún de aquellos recién fallecidos. Eso y la falta de valor cívico y humanista han llevado a que ninguna voz se haya elevado a favor de la muerte del depredador de Venezuela. La naturaleza pudo lo que la supina ignorancia de las masas impidieron durante tanto tiempo: ¡deshacerse del tirano!

Pero muerto el rey, ¡viva el rey! Nadie duda en hablar mal de Hitler o Stalin pero sí de Chávez a pesar de que la diferencia entre éstos y aquél primate latinoamericano es ninguna. Todos arrasaron con la suerte de sus pueblos, superponiendo la vanidad personal y la veleidad de sus antojos a los intereses de la comunidad política.

Todos generaron, literalmente, miseria, pobreza, desolación, criminalidad, violencia y desánimo colectivo. Todos, sin excepción, acallaron a los opositores mediante el uso ilegítimo de la fuerza y, en no pocas ocasiones, mediante la intimidación y las vías de hecho. Todos, sin alteración, expropiaron a diestra y siniestra, sin garantía ninguna y sin atender el debido proceso. Todos, caudillos populares que cimentaron su poder en la fuerza de las armas del Estado más que en la legitimidad democrática para, so pretexto de unas vacías elecciones acallar por siempre las fuerzas políticas de la oposición. Todos tres lograron vencer a las fuerzas democráticas mediante los modales del populismo bajo la concupiscencia de la comunidad internacional.

Chávez se reunía asiduamente con el dictador de Cuba, lo tomaba como ejemplo y lo mostraba como su padre. Hizo en Venezuela lo que a él se le enseñó: sacrificar cuando menos tres generaciones de venezolanos para enriquecer fabulosamente las arcas personales de unas cuantas familias. 

No entiendo la falta de civilidad, patriotismo y democracia de todos aquellos que durante tanto tiempo atacaron el régimen chavista pero que, a la muerte de su líder, guardan sepulcral silencio como si se tratase de la abdicación natural de cualquier digno mandatario.

Añoro la crítica a un régimen, a una forma de ver la acción política y de una cosmovisión que tanto daño le está causando a Iberoamérica y ésta que era una causa más para marcar la coherencia fue conscientemente desconocida para manifestar nuestras diferencias.

*Presidente de la Corporación pensamiento Siglo XXI.