RODRIGO POMBO CAJIAO* | El Nuevo Siglo
Jueves, 27 de Marzo de 2014

Pensamiento Siglo XXI. 10 años

 

Como buenos latinoamericanos nos preocupamos poco por lo que sucede en nuestro vecindario. Las precariedades de nuestros compatriotas hispanoamericanos nos son indiferentes. La dictadura cubana, por ejemplo, antes que causar estupor e indignación en nuestras gentes, ha sido un baluarte de los pseudointelectuales que, como García Marquez y sus lacayos (periodistas, artistas y literatos) encuentran loable y justo la violación de cualquier elemental derecho, desde la vida hasta la libre locomoción y expresión.

La situación en Venezuela ha llegado a puntos insostenibles. La vida social es un caos, la política se organiza en torno del terror, la dictadura, la milicia y el dinero antes que los valores democráticos, y de legítima autoridad. La cultura se acabó y de empresa ni hablemos, todas se pulverizaron al tenor del “exprópiese” y al son del “nacionalícese”.

Allá se han tomado como prisioneros a más de 1.100 estudiantes quienes creen tener derecho a protestar pacíficamente. En los últimos 3 meses, además, se han asesinado a sangre fría 38 manifestantes por parte de las milicias tanto militares como urbanas, todas ellas, afines al régimen. La oposición es maltratada y atemorizada en la Asamblea única de gobierno a través de golpes, insultos y matonería, sin que nadie se conmueva.

Los dirigentes políticos son puestos bajo las rejas por atreverse a pensar diferente y la sociedad se muere de hambre por desabastecimiento, hiperinflación e incontrolable devaluación.

En Colombia, el país vecino y más allegado, la gente no sabe bien qué sucede y si lo sabe, nunca se indagan sus causas. Una de las más notorias causas que llevaron a la pérdida de Venezuela es que no se promovió la cultura democrática; se dejó de lado el discurso sosegado, culto, propositivo y documentado. El estudio en la política era la excepción, y la renovación de las ideas y las doctrinas así como las políticas públicas fueron acribilladas para dar paso al populismo, al discurso frágil y de garaje, largo, tronador y sin sentido.

Por eso quiero felicitar a la Corporación Pensamiento Siglo XXI, un tanque de pensamiento de centro derecha colombiana que promueve los valores del debate, propone iniciativas de gobierno, crea cantera de jóvenes políticos con compromiso y contenido, inspira los debates de los intelectuales, no traga entero y siempre habla con escritos, estudio y análisis en mano.

Ese es, se me ocurre, el más grande aporte que un centro de pensamiento le puede ofrecer a la patria. Estudio, análisis, propuestas y futuro. En eso está Siglo XXI hace 10 años y por eso merece mi más sentido reconocimiento.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI