El fin de semana estaba previsto que Colombia presentara su alegato de cierre durante la fase final que le da la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por la demanda de Nicaragua con la que busca entender su plataforma continental hasta aguas colombianas en el archipiélago de San Andrés y Providencia.

Es un pleito de años. En varias oportunidades hemos escrito en esta columna que Colombia cometió el error garrafal de haber subestimado las amenazas nicaragüenses de demandarnos y siempre nos han criticado que no nos hemos preparado debidamente y seguimos improvisando.

No hemos tenido una estrategia de largo alcance y los “nicas”, por el contrario, han contratado y formado un formidable equipo de grandes juristas internacionales.

Infortunadamente el colombiano que más había estudiado y conocido el caso, el doctor Enrique Indalecio Liévano falleció cuando más lo necesitábamos y nuestra cancillería sigue en el limbo. Y como si fuera poco nos retiramos del Pacto de Bogotá, un instrumento que nos hubiera servido mucho para una buena defensa.

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En este caso hemos cometido todo un rosario de errores y equivocaciones. No firmamos la Convención del Mar y no notificamos a la Corte de que no formábamos parte de esa Convención y por lo tanto no estábamos obligados a su normatividad para los efectos de la plataforma continental. Estos desencuentros con tan alto tribunal han resultado muy perjudiciales a nuestros intereses.

Hemos escrito y hoy lo reiteramos que lo absurdo de todo este episodio es no habernos comprometido en una negociación directa desde los comienzos.  Esto nos hubiera permitido proponer y lograr formas de explotación conjunta de los grandes recursos que existen en el área en disputa.

El doctor Enrique Indalecio Liévano, gran estudioso del caso, recomendaba este escenario. Sin embargo, para nuestras cuitas él ya falleció. Pero Colombia debería enfrentar este tipo de soluciones. Ahora el peligro es mayor por cuanto los “nicas” están presionando al Consejo de Seguridad de la ONU para que nos obligue a acatar el fallo. Estamos, pues, en el peor de los mundos.

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Como siempre ocurre todos los esfuerzos que se hacen para bajar las tarifas de los servicios públicos, en especial los de la energía y favorecer a los usuarios queda en cero porque viene una reforma tributaria que se los engulle todo. Como va a ocurrir con reajuste del salario mínimo. Según se ha informado, el texto de la reforma establece una sobretasa del tres por ciento para las hidroeléctricas, una tasa del treinta y cinco por ciento para las térmicas de zonas francas y una sobretasa del diez por ciento para la producción de carbón. Todo esto termina perjudicando al usuario final.

Toda esta ruleta rusa tributaria llega en los momentos más críticos para el país. Más de dos billones de pesos anuales, adicionales a lo que hoy estamos pagando. Varios gremios han anunciado que demandarán las medidas.

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Hermoso documental de Caracol sobre Gabo.  Es un tributo al mejor escritor en lengua castellana desde el mismo Cervantes. A través de la lente cinematográfica aprendemos de qué manera "la magia de lo real" empapa toda una vida, esa sí de novela. Y vemos cómo Gabo se enorgulleció de que todas sus novelas eran para ensalzar el amor y la felicidad.

Cuando salió su última novela "El amor en los tiempos del cólera" se editaron un millón de ejemplares, cuando lo tradicional no sobrepasa los diez mil. El mismo testimonio destaca que Gabo es el escritor más leído en el mundo entero y es el escritor también que más gana por derechos de autor.

Adenda Uno. Por fin se sabe: El catorce comenzará a funcionar a plenitud Hidroituango.

Adenda Dos. El año próximo volverán a subir los tiquetes aéreos. Hoy el cuarenta por ciento de ese costo irá a pagar impuestos.