Una de la regiones económicas y comerciales en gran parte del centro del país ha sido punto de tragedia, desde comienzo de este mes, tras el fuerte movimiento provocado por el invierno con derrumbe de parte montañosa, alrededor de casas en áreas dedicadas a siembras cafeteras, además de alimentos y manufacturas básicas, que abastecen el sustento para cerca de un millón de personas en el municipio de Dosquebradas, y sus vecinos.
El saldo inicial ha sido de 11 fallecidos y 36 heridos, en zonas densamente ocupadas por barrios en Pereira y la localidad mencionada.
Familias han perdido gran parte de sus viviendas y talleres de distinto orden, fuente laboral, junto con los negocios de sus vecinos de Caldas.
La movilización desde Pereira hacia Dosquebradas, se interrumpió en tránsito semiurbano con la capital del departamento, junto con ingreso de vehículos de distribución comercial al abastecer los dos puntos, en paso bloqueado por caídas en suministro de Energía, Gas y señales de orientación en vías locales.
Autoridades de Risaralda, según fuentes ciudadanas, consideran válido la creación de una fuente financiera suministrada por acción de Gobierno Nacional, ante la catástrofe que, de acuerdo con la situación se ha bloqueado, la actividad educativa en lo urbano y rural, con destrucción de locales utilizados por planteles departamentales.
Frente al panorama, risaraldenses residentes en la capital del país opinan que corresponde pronta aplicación de ministerios económicos junto con gremios empresariales que, por estilo de la Federación Nacional de Comercio -Fenalco- son partícipes de coordinar la estructura para atender en niveles factibles y suficientes, fenómenos destructivos; Indagando en el Congreso de la República, una emergencia como la relatada en ocasiones su intermediación es lenta. Además. El criterio seccional de Risaralda, y su dirigencia celebra el interés por salvar al departamento y sus habitantes en momentos trágicos.
La operación salvadora tiene observaciones, que indican fuentes a esta columna, seguir de cerca la relación variable con el estado atmosférico; toda vez que el invierno sacude la actividad en distintas regiones, ubicadas en filos temerosos junto a cadenas montañosas.
Vale destacar la solidaridad no solo de los habitantes de Pereira y sus vecinos sino de toda Colombia con los recientes damnificados del invierno. En diferentes medios de comunicación se ha resaltado cómo, desde el primer día de la tragedia, ha llegado gran cantidad de ayuda como alimentos, ropa, frazadas, carpas y medicinas al albergue donde se encuentran desde ese fatídico día en el que muchos perdieron a seres queridos, sus viviendas y todo lo que poseían.
Ahora están a la espera de que el gobierno nacional determine un lugar para reubicarlos para comenzar de nuevo. La tristeza que los embarga no acabará, pero la solidaridad de los colombianos y la ayuda estatal se convertirán en un aliciente en estos difíciles momentos.