Samuel Hoyos | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Noviembre de 2015

Es un implante perpetrado por el Gobierno

IMPOSICIÓN

Asalto al sentido común

Una   manifestación de interesada anomia cubre por estos días al Congreso de la República y determina sus decisiones. La acuciosa búsqueda y a cualquier costo de una salida y formas de legitimidad que soporten las negociaciones de paz de La Habana, tiene características patéticas y el golpe con desgarramiento a la Constitución pareciera ser irreversible. No hay límites a la vista y el Ejecutivo vence sin convencer en la batalla legislativa. Sigue su camino la pretensión de avanzar en la imposición de dos proyectos con un fin específico, darle sustento político y aura de legitimidad a lo que se negocia. Uno es el acto legislativo que crea un “congresito”y otro es el proyecto de ley estatutaria que le brinde vigencia al plebiscito, en el cual los colombianos definirán si aprueban lo establecido por la mesa de Cuba. Por ambos caminos se aspira a dar vida a una especie de golemparlamentario con presunción de forzada legalidad.

Es un implante perpetrado por el Gobierno que corre hacia la aprobación en un curso a toda máquina empujado por las mayorías parlamentarias, que funcionan como notaría de lo que ordena el Gobierno. Se sigue lastimando el sentido común en el proceso y el nudo de la trama estáen el punto 6 de los acuerdos que se negocian, el más crítico y críptico, que trata de la implementación, verificación y refrendación de lo que se acuerde entre las partes negociadoras. Los otros cinco puntos son un lote de generalidades, aspiraciones de modernización y reformas que cualquier estado eficiente y responsable debe realizar en beneficio de sus ciudadanos, por lo decir lo mínimo. Ese punto 6 es el que cristaliza para la otra orilla de la mesa negociadora las concesiones y cesiones reclamadas, en tanto que tramitadas por la Presidencia con su cadena de tracción en el Congreso, convertida ahora en la ya señalada notaría de oficio.

Para llegar a la idea de cristalizar la gambeta del plebiscito, se soslayaron tres figuras constitucionales previstas para la consulta del constituyente primario. La operación también exige la aceptación de ese injerto del congresito en el tejido de las instituciones democráticas, cuyas funciones son aprobar sin chistar lo que de manera imperativa disponga el Gobierno para dar cuerpo al contenido del ya aludido lote de prebendas otorgadas y sus complementos. El cuerpo extraño se supone que tendría vida por un año y, de acuerdo con la voluntad presidencial, también sería la imagen al mundo de una especie de dictadura atenuada en nombre de la paz que se busca y negocia con el “fin del conflicto”. Antes de que el cuerpo extraño legisle y refrende, como en las jaulas de partida de las carreras de caballos, se espera que el pueblo decida si acepta todo lo que ya de antemano estádecidido. Esto es, limitar al ciudadano en la posibilidad de elegir y encauzarlo hacia una dirección predeterminada, como lo es el ingreso a la democracia con impunidad plena, aunque con máscara legal y maquillaje, de los autores y responsables máximos de crímenes contra la humanidad sin haber pagado un solo día de cárcel.

@shoyos