Seguimos dando tumbos | El Nuevo Siglo
Martes, 10 de Marzo de 2020

Seguimos dando tumbos en la dirección del sector agropecuario colombiano, falta coherencia en el enfoque y en las acciones, una es la realidad del pequeño productor, del minifundio, del pancoger, de la zona de cordillera, con escaso nivel educativo, inmerso en la "cultura del canasto", pastoril, primitiva en muchos casos.

Otra, es la agricultura empresarial, tecnológicamente desarrollada, a gran escala y de capital intensivo, dispuesta a competir a nivel global utilizando nuestras ventajas comparativas y en el marco de un esquema de Planeación estratégica para aprovechar las oportunidades ligadas al consumo de nuestros productos. 

Las dos muy importantes, pero deben evaluarse y atenderse de manera diferente. La primera requiere de un componente social, pedagógico, organizacional y de acompañamiento especial.

La segunda, de una visión comercial de alta eficiencia, estructura empresarial y criterio gerencial.

"Actualmente Colombia consume 7 millones de toneladas de maíz al año (es el mercado aparente). Se importan 5’200.000 toneladas y la producción nacional es de 1’800.000 toneladas. O sea, que se produce 1/3 parte e importan 2/3 partes."

El Trigo es el 99,3 % importado". (Fenalce)

La industria avícola, por ejemplo,  es una "potente locomotora" para absorber la oferta de materias primas provenientes del campo, sus no requerimientos representan enormes volúmenes de  maíz, soya y subproductos necesarios en alimentación de las aves, pero lamentablemente la mayoría son importados.

En leguminosas, el país también trae del exterior el equivalente a cerca de 20 millones de dólares al mes. De otra parte, el consumo de leche y carne per cápita, está por debajo de los parámetros internacionales.

Lo que no se entiende es porqué la SAC y los gremios que la componen, no se comprometen más a fondo con este asunto y les parece "muy bien" lo que hace actualmente el Ministerio de Agricultura, sin el más mínimo reparo o sugerencia, por lo menos que se sepa.

Entre tanto, Colombia no ha definido con qué productos va a apostar a convertirse en despensa agroalimentaria.

De igual manera, es claro que existe el denominado "costo país", en el que tienen que ver muchas variables que no son del control del productor por más que se esmere en ser eficiente, tal es el caso de la tasa de cambio, la deficiente estructura vial y portuaria, entre otras; aspectos en los que gremialmente puede hacerse gestión ante el Gobierno.

Por último, el tema de coberturas sobre variaciones de precios sigue sin implementarse plenamente. Mientras no exista una verdadera cultura bursátil, temas como éste, sobre el cual hay artículos aún sin estrenar en la ley 101 de 1993, seguirán sin cambios.