Por tercera vez, en sesenta años, el domingo primero de abril, habrá segunda vuelta, conocidos los resultados electorales del pasado 4 de febrero, en los cuales Fabricio Alvarado, pastor protestante, de 43 años, cantante de música religiosa y Carlos Alvarado, exministro del actual gobierno, obtuvieron el 25% y el 21.6% respectivamente, lejos del 40% previsto en la Constitución para ganar la Presidencia. El país se fraccionó, la abstención llegó al 34%, durante la campaña se habló poco de democracia, de relaciones internacionales, del reciente fallo de la Corte de la Haya que favoreció a Costa Rica en su disputa territorial con Nicaragua, clave fue debatir, en cambio, el concepto de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que avala el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, al cual se opone el candidato puntero, con respaldo religioso.
La conformación de la Asamblea Legislativa indica que al menos tres fracciones necesitarían ponerse de acuerdo para lograr mayoría y aprobar leyes. Los finalistas hablan de buscar la unidad nacional, de conformar administración con gobernabilidad, pero no existe certidumbre acerca de la organización de un bloque en este sentido, ni la forma de conseguirlo. Si bien el partido de Liberación Nacional mantiene una estrecha ventaja en el órgano legislativo -cuenta con 17 de los 72 diputados que lo integran-, su candidato Antonio Álvarez de Santi, poseedor del 19 % de la votación, ha expresado voluntad de diálogo con el pastor Fabricio Alvarado a la búsqueda de un pacto político aún no claro, ni definido.
El fenómeno de Costa Rica señala como prima la incredulidad frente a los dirigentes, el rechazo a la corrupción, a la inseguridad, a la impunidad. La gran incógnita se relaciona con la manera de resolver el creciente déficit fiscal aumentado especialmente durante los últimos meses. Existe inquietud acerca de qué manera la zozobra afectará el turismo, principal rubro de ingresos, superior al de exportación de café, la tasa de empleo y el nivel de vida.
Quienes hace muchos años participamos en los cursos de la Escuela de Capacitación Democrática en Heredia, iniciativa de Don José Figueres, el líder de la revolución de 1948, con la colaboración de los principales dirigentes de los partidos políticos de avanzada en el continente, -del liberal Eduardo Santos, del aprista Víctor Raúl Haya de la Torre, en primera línea-, jamás supusimos que la mayoría en la nación vecina dependiese de complejos zurcidos entre grupos minoritarios.
Si los ticos persisten en la defensa de la democracia Costa Rica saldrá adelante así haya matrimonio distinto del tradicional, sin que a éste, ni a la formación de la personalidad, afecte.