El siglo pasado, como en febrero de 1982, cuando despegaba una campaña presidencial llena de incertidumbre, pobreza extrema y guerrillas que aún existen con igual ferocidad, Colombia propuso dos prohombres para gobernarla: Belisario Betancur y Alfonso López.
Difícil contienda porque el pueblo esperaba propuestas que lo sacaran de una dramática situación en todos los órdenes. Ganó Betancur, quien ideó y pregonó un el lema del: “Sí se puede” para encontrar soluciones a las crecientes necesidades. Así prendió la mecha que la gente necesitaba para alcanzar sus esperanzas: “Sí se puede”, dijo en una manifestación en el eje cafetero, que creció como espuma y lo llevó a la presidencia.
Desde entonces Colombia ha esperado algo parecido. Ya nadie resiste las penurias como las que han dejado la pandemia, los altos intereses que inmisericordemente impuso el Banco de la República. Las mellas que han dejado los altos intereses y la inflación golpearon al sector productivo, incrementando la pobreza, el desempleo y la inseguridad.
Por fortuna Petro recordó el “sí se puede” del expresidente Betancur durante su último viaje a Europa. Allí se topó con la dirigencia de los almacenes ARA que, en el gobierno del Nobel Santos, logró vincular a Colombia, el colega y brillante embajador en Portugal, Germán Santamaría. Alla en Lisboa, surgió una idea para mitigar el hambre de los compatriotas, que ya está operando y sirviendo de ejemplo.
ARA redujo los precios de los alimentos y artículos de primera necesidad, que ya permite mejorar la alimentación de millares de personas. Fue tal el frenesí que creó esta cadena, que ha permitido volver a atizar las cocinas de centenares de hogares pobres.
Otros comercios como Tiendas Olímpica, Almacenes Éxito y D1, no se quedaron atrás y procedieron a rebajar precios, cosa que incluso, les permitirá reducir inventarios. Los huevos dejaron de ser objetos extraños y hasta la carne molida reapareció.
Un “sí se puede” de Betancur ha revivido al gran expresidente que creíamos perdido en nuestras memorias. Ojalá esta iniciativa se convierta en paradigma y modelo para todos nuestros comercios y productores.
Y sería encomiable que la banca dejara de “meter gato por liebre” con sus tasas de interés, al querer enrostrar al Emisor como único culpable del alto costo del dinero. La banca privada sacó pecho reduciendo el rédito al 20%, pero solo para aquellas tarjetas de crédito con cupos inferiores a $4.000.000. Las demás deben cancelar 47%. Así se llenaron, porque muy pocos conocían la jugadita y procedieron a super endeudarse a tan usurera tasa.
Al comercio, a la banca, a los productores, al gobierno, a los alcabaleros y demás actividades, bien les valdría la pena recordar ese “sí se puede” del expresidente.
BLANCO: Se acabó el jueguito de la virtualidad en la justicia, que solo servía para aplicar vencimiento de términos. Ahora habrá presencialidad.
NEGRO: Otros dos grandes periodistas económicos nos dejan: Arturo Menéndez y Alirio Bernal. Descansen en paz.