Frente a la realidad económica del país se afianza optimismo con experiencia para ver pronto efectos de la Reforma Tributaria, quitando cargas que encarecen consumos, durante varios años; todo parece indicar que el intento advertido esta semana significa un verdadero reordenamiento con justicia social para el fortalecimiento de cultura económica, al consolidar proceso humanitario en Colombia.
La decisión deseada para 2022 es suprimir exigencia de IVA en al menos algunos meses, como verdadera rebaja fiscal, a empresas insolventes, mediante decreto divulgado, con reducción de imposiciones a intereses y capital, si hay aire en Reforma, para estimular empleo y actividad productiva.
Así alentará este paso el Gobierno Nacional tomando iniciativa del presidente Iván Duque, con recursos financieros por sistema bancario particular y capacidad de la Nación, que muestre que la economía tiene fibras, sin afectar trabajo para mercados nacionales y posibles exportaciones.
Es una razón para esperar balances favorables en industria, comercio, alimentos básicos y canasta familiar, de la que se espera, prevención para el trabajador merecido. La valoración anima, si de cuerpo entero, se demuestra que lo aprobado en reforma fiscal y social, tendrá resultados en 9 millones de hogares.
Al margen del análisis, el país está para direccionar su vuelo; Ministerio de Hacienda y su piloto, José Manuel Restrepo, ostentarán defensa en favor de Industria, Comercio, turismo y Empleo, hasta reordenamiento del sistema de tiendas y almacenes.
En ciudades y periferias, autoridades locales deben evaluar, sin politiquería o interés comercial, el funcionamiento tributario y sus efectos; Bueno guiar al ciudadano en fortalecer trabajo con técnica operaria.
A todos los ciudadanos lo mejor es ubicarlos como si fuesen profesionales de carrera al bien social donde habiten; mejor dicho, que ningún ministerio, se aparte del hacer y pensar servicio al ciudadano.
Y para el consumidor está primero precio, impuesto y calidad para buen ambiente en medio de mercancía y, consumo, dentro de mínimas disposiciones, al afianzar consumo con salud como cultura.
Uniendo lucha contra pandemia y virus, que no frenan bien, se acomoda a funcionarios de Gobierno, al recordar que cuarentena y aislamiento, fueron confinamientos nocivos que frenaron actividad económica de millones de personas.
Así corresponde a Alcaldía de Bogotá reorganizar ventas populares dotadas para expender alimentos y refrescos, en sitios adecuados para esa actividad en el Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, que en últimas está fallando.
Y se desprenderá orden, por lo ofrecido, ante necesidad de convivir con lo mínimo, en comercio y certero desempeño laboral. La emergencia sanitaria ha enseñado a vivir en centros urbanos con método habitual.
Las decisiones no dejan de lado a ningún ciudadano; colindan hasta con fallos que corresponden a mandatarios seccionales. Además, imponen orden, pero sin montaña de desechos y basureros.
Es principio para erradicar delincuencia y recuperar mantenimiento público, en zonas públicas con orden en presupuestos personales, comerciales y atención a usuarios. Debería participar el Concejo Distrital, con empresa de aseo y, todas las de servicios públicos, para despertar cultura económica con desarrollo ordenado para todos, sin diferencias.