Terror en el Atanasio Girardot | El Nuevo Siglo
Lunes, 30 de Septiembre de 2024

El reciente episodio de violencia en el estadio Atanasio Girardot, durante el partido entre Atlético Nacional y Junior, dejó imágenes lamentables que sacudieron la conciencia de la afición y encendieron alarmas en torno a la seguridad en los eventos deportivos de Colombia.

El caos que se desató en las graderías, con armas blancas, robos y enfrentamientos violentos, es una situación que, sin duda, podría haberse evitado con la implementación de medidas adecuadas.

Lo ocurrido en Medellín pone como evidente la necesidad de fortalecer la seguridad en los estadios del país, empezando por las requisas previas y el uso tecnológico de avanzada. En este caso específico, la falta de controles efectivos permitió el ingreso de objetos contundentes y armas, que generaron una verdadera batalla campal en las tribunas, no podemos seguir permitiendo que los escenarios deportivos, que deben ser espacios de encuentro familiar y celebración, se conviertan en territorios donde reina el terror y la violencia.

El estadio El Campin de Bogotá, en contraste, ha implementado tecnologías de vanguardia que deberían servir de ejemplo para otros escenarios. El control de acceso con reconocimiento facial, la instalación de cámaras de alta resolución y los sistemas de monitoreo en tiempo real, han demostrado ser herramientas esenciales para garantizar la seguridad de los asistentes. Si bien ningún sistema es infalible, estos avances permiten una mayor capacidad de respuesta y disuasión ante actos delictivos o situaciones de riesgo, la violencia en los estadios no es un fenómeno nuevo, pero es urgente tomar medidas que vayan más allá de las sanciones posteriores. Urge que todos los estadios del país cuenten con planes de seguridad integral que incluya no solo requisas exhaustivas, sino también tecnología que detecte posibles amenazas antes de que se materialicen, Las cámaras, los sistemas de control biométrico y la inteligencia artificial, aplicada en grandes concentraciones son herramientas irremplazables para eventos de alta concurrencia.

Así mismo es fundamental contar con personal de seguridad capacitado y dispuesto a actuar con firmeza cuando sea necesario. La presencia de fuerza pública, coordinada y con estrategias definidas de actuación, debe ser la norma en partidos de alto compromiso. El uso de drones para vigilar el perímetro del teatro y detectar disturbios cercanos al entorno del evento, es otra medida aplicable de manera efectiva.

En última instancia, la responsabilidad recae también en los hinchas. El deporte debe ser un espacio de unión, no de confrontación, la violencia en los estadios solo empaña la esencia del fútbol y afecta negativamente las familias y la sociedad en general. Tomar medidas drásticas y preventivas, con la implementación de tecnologías, debe ser una prioridad gubernamental para evitar que estos eventos se repitan.

Es hora de garantizar que la pasión por el fútbol no se convierta en un motivo de temor.