Tremendo lío en el que están hoy los colombianos para llegar a las urnas este 13 de marzo. Quedan 15 días para encontrar candidatos que llenen las aspiraciones de los electores. Las ofertas y programas dejan total perplejidad.
El petrismo, con toda su artillería, propone una modificación del Banco de la República para darle la independencia que ordenó la Constitución del 91. La tesis -aunque válida- no le llegó a la gente, porque esos temas económicos requieren lenguaje sensible, fácil y claro.
Los del Equipo por Colombia esconden a Char, el comprador de votos, según las serias acusaciones de Aida Merlano. Este grupo propone inteligencia para eliminar el terrorismo y programas de gobierno exactos a los que aplicaron Peñalosa en Bogotá y Fico en Medellín.
Los del Centro Esperanza se mandan pullas entre ellos por supuestos respaldos clientelistas que recibe Alejandro Gaviria. Ofrecen eliminar el continuismo de Duque, condenan la corrupción, la polarización y la desigualdad y anuncian poner en marcha una política racional para el campo.
Todo lo que publican los medios sobre los programas de los aspirantes, queda en el vacío, no llega a millones de electores que esperan frente común contra el desempleo y el fortalecimiento del sector industrial para crear riqueza.
La paz, a nadie se le ocurrido mencionarla. Da erisipela, porque aquí predomina el odio.
Basta preguntarle a cualquier desprevenido ¿por quién va a votar? para encontrar un mudo.
El uribismo cuenta con una división interna que tiene a su líder en apuros, midiendo calles y repartiendo volantes. De los partidos tradicionales -liberal y conservador- ni hablar. Se desconoce su accionar. Están al asecho esperando al ganador para arrebatarlo. Ingrid, tras su traición a Gaviria desapareció, mientras el ingeniero santandereano, Hernández, trataba de saber si Vichada era de Colombia.
Antaño era usual que los verdaderos líderes acompañaran a sus pupilos, pero hoy, solo De la Calle y Uribe se ven por ahí arengando.
La juventud está en ascuas. No hay nada para ese torrente de muchachos que quiere participar, no solo en las desacreditadas marchas, sino en una nueva política que algo les ofrezca. Olvidamos que la inversión que se haga en la juventud es clave para que este país salga de las angustias en que se encuentra, con incierto futuro. Como vamos solo, unos pocos dueños de casi todo podrán salvarse.
El gobierno Duque se ha sostenido con sus alegres infladas cifras. Según el, somos más apetecido país del mundo y nuestra economía está floreciente. Oculta que, si aún sobrevivimos, es gracias a los precios del petróleo, del café y las remesas que nos envían los colombianos que sobreviven en el exterior.
Por eso se necesitan propuestas reales, racionales y progresistas que inviten a votar, para evitar una duquista recaída.
BLANCO: Bajan aceleradamente los fallecidos por covid.
NEGRO: La propuesta de Uribe de dar un subsidio para controlar la inflación que causó la exagerada alza del mínimo: Gasolina para apagar el incendio.