Pareciera que ya no fuesen jefes políticos coherentes con sus ideales y con la filosofía y estructura de partido del que alguna vez dijeron ser sus representantes legítimos, sino individuos codiciosos de poder a título individual, que validos del transfuguismo a muy alto nivel "tienen su propia meta y pretenden llegar por el camino que sea", decía alguien al conocer de la alianza Vargas Lleras, Uribe, Pastrana.
Cada quien en lo suyo con su cauda política que dice tener y que suponen obedece sus caprichos sin derecho a disentir, difícilmente podrán fundirse alrededor de la candidatura propuesta por de uno de ellos en particular.
Es curioso y complicado creer que cada grupo con su propia identidad y habiéndoles precedido graves acusaciones y ofensas entre sí, logren concurrir en un solo objeto, sin estar buscando otros intereses ocultos.
Difícil esperar que los uribistas voten por Vargas Lleras. Tanto así que ya se habla de un disidencia. Entonces, ¿De qué se trata este asunto? curiosamente nos preguntamos como simples espectadores.
Y Pastrana ¿Qué hace fuera de su partido si los votos para un candidato propuesto por él solo los tendría ahí, salvo que se trate de apoyar al candidato del Uribismo con el cual podrían coincidir algunos inestables de las toldas azules?
"Averígüelo Vargas" dice el refrán.
La idea es evitar a toda costa que gane un proyecto de izquierda radical. “Eso no puede ocurrir”, lo dijo Vargas Lleras en alguna ocasión a los medios de comunicación.
Lo cierto es que la primera vuelta dará motivos para barajar y volver a repartir.
Entre tanto, del partido de La U no se sabe nada en esencia, "llegó Iragorri a levantar un muerto", es lo que parece.
Solo resta que los liberales vuelvan a su propio partido.
Así las cosas, se infiere que es Humberto De la Calle como candidato único quien cada día se fortalece, mucho más que no se ha negado a aceptar la posibilidad de unirse con otros movimientos tras su propuesta de "un país donde quepamos todos".
Además, porque está plenamente demostrada su capacidad negociadora y es quien asegura la continuación del proceso de paz con inteligencia y serenidad.
Lo cierto es que la decisión de Vargas Lleras de no llegar a ser el candidato respaldado claramente por el Uribismo y el Pastranismo sin divisiones internas, es una gran aventura, por no decirlo una determinación "suicida" en sentido abstracto. Cuestión de "kamikazes" políticos", que como vemos, también los hay.