Vicente Torrijos R. | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Noviembre de 2015

“Quedan atrás los antológicos malabares”

PLANETARIO

La manipulación del “Sí”

Tras devanarse los sesos, el Gobierno Nacional ha llegado a la conclusión de que la figura más adecuada para que el ciudadano apruebe o rechace los acuerdos que suscribirá con las Farc es el plebiscito.

Quedan atrás los antológicos malabares constitucionales con el referendo, las folclóricas encuestas y el hazmerreír de la "séptima papeleta".

Papeleta con la que, sin siquiera plantearse una opción en contrario, se pretendía que la gente, en caída libre, metiera en las urnas un montón de tiquetes que, contados en masa, arrojaran, de hecho, un resultado favorable.

Lo cierto es que el afán gubernamental por inducir el beneplácito y los privilegios a las Farc ha llegado a tal punto que resulta extravagante y rimbombante, para no utilizar otros apelativos, quizá más adecuados.

Tan estrafalarios resultan los esfuerzos intelectuales y la alteración de la Constitución Nacional, que la propia guerrilla, curtida y versada en cuestiones estratégicas, no logra conciliar con tanto ingenio y prefiere rechazar el adefesio antes que hacer parte de tamaña pantomima.

Conocedores de que a medio y largo plazo una negociación sellada con saliva solo puede conducir a la debacle, los miembros del Secretariado terminarán congeniando con la Jefatura del Estado, pero, claro está, sin dejar de insistir en que no hay otro modo de autenticar los acuerdos que mediante una Asamblea refundadora del Estado.

Con tantos acuerdos, puntos pendientes y salvedades que, de hecho, rompen el molde constitucional, las Farc saben perfectamente que el texto plebiscitario, por muy simple y maquillado que esté, podría fenecer cuando la Corte lo someta a estudio. 

En todo caso, es tan estresante la cuestión que el propio Presidente no ha tenido más remedio que poner en juego su alto cargo amparándose en el viejo truco de que el ciudadano “aprueba lo que yo quiero ... o renuncio y me retiro”.

Ni César y Bonaparte juntos podrían haberlo resuelto de modo tan pueril, dejando claro que tras torcerle el cuello a los porcentajes para fijar un alegrón 13 por ciento, cualquier manipulación adicional se va a estrellar con la dura realidad del proselitismo armado de una guerrilla que para junio del 2016 ni siquiera habrá empezado a “dejar las armas”, con lo cual, el ciudadano se levantará masivamente para decirles “No” a las Farc como lo ha dicho una u otra vez con toda claridad y contundencia.