VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 26 de Diciembre de 2012

Fedegan es Colombia

 

La actitud valiente y altiva de Fedegan refleja el sentimiento más fuerte y puro de los colombianos: no entregarles el país a sus verdugos legitimando negociación en Cuba con torres de Babel que sólo servirán después para afirmar que lo pactado (en secreto) "no se hizo a espaldas del pueblo".

Por supuesto, el íntimo sentimiento absolutista de diversos sectores sale a flote tildando a la Federación de "irracional", "palo en la rueda" y "enemiga de la paz". Pero salta a la vista que si a algo se opone Fedegan es a lo que se opone (casi) todo el país: a una "paz" con trampas.

El gremio no está en contra del presidente Santos. Lo que busca es protegerlo y ayudarlo a que abra bien los ojos y perciba la realidad.

Nadie entiende es por qué se negocia el futuro del campo y de Colombia con los terroristas que han sometido al país a la desgracia: ¿acaso por miedo, por culpa, por ambiciones políticas personales, o por todas las anteriores?

Y ya que se van a poner de moda los foros en cada capítulo de la negociación sería estupendo organizar un Foro Permanente, una gran Mesa Paralela de Diálogo Nacional.

Mesa Paralela a ésa que está funcionando en la isla de la familia Castro y que reúna a todos los sectores genuinamente democráticos para debatir sobre la realidad del campo, los despojos de tierra, el testaferrato genético, ideológico y forzoso, los secuestrados, el control ilegal de la minería, la extranjerización de la tierra pagada con petrodólares bolivarianos, el control de los cultivos de coca y de las redes criminales transnacionales (empezando por las simpatías activas de un régimen como el sandinista, ansioso por ver el momento en que Santos corra a firmar el acuerdo que les entregue nuestras riquezas del Caribe).

Una robusta Mesa Paralela sobre el futuro libre, democrático y solidario de Colombia, cuyas iniciativas nutriesen la labor del Congreso, o de una nueva Asamblea Constituyente, limpia y también libre, que le devolviera la dignidad a la Nación impidiendo así que los terroristas, el castrismo, el sandinismo y el chavismo se conviertan en los refundadores del Estado y en los garantes del cada vez más desesperado afán de Santos por ser reelegido.

En definitiva, una gran Mesa de Diálogo Nacional sin terroristas, porque con ellos sí se puede negociar (¡ por supuesto que se puede negociar !) pero su sometimiento, rendición, disolución como banda armada, entrega de las armas y renuncia al proselitismo armado y a la violencia, todo ello con verificación militar absoluta y sin contemplación alguna.