Victor G. Ricardo | El Nuevo Siglo
Miércoles, 12 de Agosto de 2015

TRABAJO Y PACIENCIA

El que persevera…

Como  dice el dicho popular  'el que persevera alcanza'. La gran obra de la paz bien lo sabemos es larga y compleja; construirla demanda tiempo, trabajo y paciencia y eso debemos tenerlo muy claro, especialmente ahora, porque el afán y la prisa no pueden llevarnos a que sus bases queden débiles; de ocurrir así, el edificio caería un día sobre nosotros mismos. La paz no se logra en un solo día, ni se decreta, ni es el producto de una foto, ni se logra mirando el espejo retrovisor del pasado. La paz es una faena para valientes que asciende con tenacidad y aprovisionados de grandeza hacia una cima, que aunque no se divise se sabe que existe y que está más cerca en la medida en que todos nos comprometamos y más lejos si persiste en algunos la idea de ser indiferentes.

Un gran escritor el señor Thomas Mann, finaliza una extraordinaria novela, La Montaña Mágica, con estas palabras estremecedoras: 'De esta fiesta mundial de la muerte, de esta mala fiebre que incendia el cielo, se elevara el amor algún día'. Yo creo que la palabra 'amor' no solo puede mencionarse entre adolescentes que prefieren la ternura a la guerra; también puede ser una palabra de éxito entre los ejércitos, entre los negociadores y entre los políticos. Puede ser una palabra de esperanza y una palabra de respeto. Ambas las necesitamos con urgencia  aquí y ahora. Nuestra responsabilidad histórica es no pararnos de la mesa  de los diálogos de La Habana, hasta tanto no tengamos un acuerdo de terminación del conflicto que sea sobre bases de verdad, justicia y reparación. Si se presentan posiciones encontradas que por momentos parecieran imposibles de resolver, tenemos la posibilidad de llegar a acuerdos sobre los desacuerdos y seguir trabajando las condiciones que permitan encontrarlo.

Para todo esto es necesario no cometer tantos errores creando más desconfianza en la opinión pública.  La manera como se manejaron los acontecimientos del helicóptero donde murieron 16 servidores del Estado es lamentable. No puede un Gobierno negar de tajo una posibilidad de un atentado ante las declaraciones de miembros de la oposición. ¿No podía acaso el Gobierno haber dicho simplemente que la investigación daría los resultados de las causas del accidente y no lanzarse a negar una posibilidad? Cómo se les ocurre haber dicho que había mal tiempo cuando en las grabaciones hechas por tripulantes de  los helicópteros compañeros de misión del accidentado, consta que era un día claro. No puede ser que hayan negado una grabación cuando después se estableció que era cierta. En cualquier país serio habrían caído los responsables de tan irresponsable manejo.