Vida e incertidumbre | El Nuevo Siglo
Lunes, 9 de Enero de 2017

Como vivimos en medio de la incertidumbre  -siempre, aunque nos cueste trabajo reconocerlo o de plano nos neguemos a ello. –, en todo instante emergen circunstancias que pueden transformar nuestras vidas, las cuales pueden ir desde un trancón de tráfico en un sitio que habitualmente es fluido, hasta la propia muerte.  Algunas transformaciones serán leves, casi imperceptibles, otras serán profundas y de hondas repercusiones.  ¿Qué tan abiertos estamos a los cambios? Las resistencias también emergen desde nuestro interior con aquello que modifica nuestro statu quo.  Tenemos miedo de la incertidumbre, tal vez porque no tenemos confianza en el proceso de la vida: hemos aprendido a dudar de lo que depare la vida, lo cual nos plantea retos fundamentales, tanto con la duda como con el dejarle a la existencia o a los dioses lo que nos corresponde a nosotros.

 

Miedo y duda van de la mano.  Si nos amistamos con ellos, podremos actuar con cautela, contemplando todos  los escenarios posibles en una situación concreta. Ese es el primer reto.  ¿Será que hago esa inversión de la que me hablaron?, ¿y si se derrumba el proyecto? ¿Me caso?, ¿será prematuro?, ¿nos irá bien en el matrimonio? Los miedos y las dudas bien administrados nos permiten acopiar mayor información para la toma de decisiones; es la clave de la planeación estratégica.  Pero, cuando los temores y las vacilaciones son las que nos manejan a nosotros, llegan la parálisis y el fracaso.  Al tener la habilidad para integrarlos, vamos construyendo confianza, paso a paso, así fracasemos.  Los fiascos hacen parte de la vida: si fuimos capaces de llegar a ellos, también seremos capaces de afrontarlos y superarlos.

 

El segundo reto tiene relación justamente con construir la propia vida.  A cada minuto lo estamos haciendo, muchas veces en forma inconsciente.  Somos co-creadores de nuestro destino.  De acuerdo con las creencias que cada quien tenga, algo superior lo creó, en últimas la propia existencia.  Eso más grande ya hizo su parte. Nos dotó de fuerza, sentidos, inteligencias, cuerpo y la capacidad de albergar en él todo tipo de sentipensamientos.  Lo que nos corresponde a nosotros es poner todo ello en juego, confiando en nuestras inteligencias, capacidades y fuerza.  Lo que hacemos hoy, en medio de la incertidumbre, crea nuestro presente y determina nuestro futuro.  No son los dioses quienes labran nuestro destino; somos nosotros, con lo que sentipensamos y hacemos.  Por ello es tan importante darnos cuenta de nuestros sentimientos, pensamientos y acciones, pues determinan nuestra vida.  En ello radica la consciencia.