CON LA participación de más de 80 escritores afro de todo el país, el laboratorio de literatura Letras de Vanguardia, desarrollado por Manos Visibles y el Fondo de Cultura Económica con el apoyo de Sura y el proyecto Juntanza étnica de Usaid y Acdi Voca, ha llegado a Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena y Quibdó, ciudades en donde logró potenciar las habilidades narrativas de los participantes, aportando herramientas que permitirán la visibilidad de los nuevos liderazgos literarios étnicos del país.
Para Manuel Viveros, gerente de Cultura y Nuevas Narrativas de Manos Visibles, este laboratorio es un primer paso en la consolidación de los nuevos liderazgos literarios que requiere Colombia, un país en donde existen más de nueve millones de personas afrodescendientes y apenas nueve escritores afro son reconocidos en los mercados editoriales del país.
Nuevos caminos
Por su parte Gabriela Roca, directora del Fondo de Cultura Económica Colombia, dijo: "Este primer año de trabajo de la iniciativa Letras de Vanguardia marcó la apertura de nuevos caminos para las narrativas contemporáneas, destacando el valor de aquellas que, por diversas razones, han permanecido invisibilizadas y no han tenido la oportunidad de incorporarse en los catálogos editoriales. La colaboración con la Corporación Manos Visibles y la Fundación Sura fue fundamental para impulsar a escritores y creadores, así como para explorar nuevas oportunidades en el ecosistema del libro a nivel nacional".
Durante 2024, Letras de Vanguardia impulsó el desarrollo de esta estrategia, que comenzó en Bogotá con la participación de 19 escritores; continuó en Medellín, en donde se formaron 12 escritores de la capital paisa y de las áreas metropolitanas; pasó a Cali con 20 participantes; luego a Cartagena, en donde se inscribieron 19 personas, y terminó en Quibdó, Chocó, con la participación de 14 escritores.
Bogotá afro
“Este espacio demostró el talento y la capacidad de renovar la literatura colombiana. En Bogotá, un total de 19 escritores se certificaron, demostrando que hay un futuro. Especialmente trabajos como los de Julián Vivas, Katherine Quiñones, Ayran Riascos, María José Martínez y Lina Córdoba se verán muy pronto en los catálogos editoriales del país”, dijo Giuseppe Ramírez escritor, docente y director del taller llevado a cabo en Bogotá, en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, sede del Fondo de Cultura Económica en Colombia.
“Soy de Buenaventura, periodista, investigador. Me considero afortunado de haber hecho parte de Letras de Vanguardia, porque definitivamente los escritores nos enfrentamos al mundo que silencia nuestras voces y necesitamos de estos espacios seguros que nos permitan crear y explorar esos diálogos profundos de nuestras memorias, de esa diáspora que nos conecta y sin duda este espacio ha sido esto, un espacio para conectar talentos”, dice Julián Vivas, quien se ha dedicado a la investigación de las literaturas orales y ha publicado artículos en medios de Colombia y Brasil.
Las sesiones correspondientes al taller de Medellín se realizaron de manera itinerante durante nueve semanas, ocupando espacios como Nodo Eafit, Comfama, Casa Afro y la Casa Museo Otraparte, entre otros. Entre los escritores afro de Medellín que hicieron parte de esta formación podemos mencionar a Ángel David Palacios, Gladys Perea, Natalia Palacios, Marta Lucía Quiñónez, Juliana Paniagua, Robert Arboleda, Melisa Palacios y Francia Elena Álvarez.
Quibdó escribe
Uno de los nodos más importantes de este proyecto de formación literaria fue el desarrollado en Quibdó. En esta ciudad participaron 14 escritores afro descendientes de la ciudad, quienes dieron vida a narrativas con una mirada territorial y descentralizada, con la intención de construir un futuro literario donde la equidad racial sea uno de los pilares fundamentales.
Para Yijhán Rentería, escritora chocoana que tuvo a su cargo la dirección de esta experiencia, “Letras de Vanguardia es un laboratorio con múltiples expresiones como poesía, cuento rimado, novela, relato, cuento, y esa diversidad en las trayectorias formativas y profesionales de los participantes logró generar una riqueza en el laboratorio, en las formas expresivas, en los puntos de vista, en la concepción misma de para qué sirve la literatura”.
Para la escritora Rentería, dos nombres surgen entre todo el talento que hizo parte del taller: “José Luis Corrales, un escritor que viene del teatro, es abogado en formación con una alta sensibilidad hacia la palabra, y Coco Kilele, una artista en todo el sentido de la palabra con una apuesta estética desde el lenguaje, desde su pensamiento, desde su autopresentación, pero también con un gran sentido crítico de la escritura”.