Una de las maravillas modernas de Bogotá. Es lo que representa para muchos capitalinos la Biblioteca Virgilio Barco; para otros es un oasis de historias ubicado entre árboles, lagos y ciclorrutas. Hoy este espacio se convierte, además, en el lugar más emblemático de la ciudad.

El título lo otorgó esta semana la II Bienal de Espacio Público de Bogotá, un evento que busca promover la generación, recuperación y sostenibilidad del espacio público en la capital y que premia a aquellos proyectos construidos que han mejorado las condiciones de vida de la ciudadanía, porque se han preocupado en ofrecer escenarios renovados, caminables e incluyentes.

“Recibimos con mucha satisfacción este reconocimiento. Además, es una garantía de que ha sido un trabajo construido a lo largo de 20 años de servicio, pero también por las acciones que hemos realizado durante esta pandemia, donde se aprovecharon los espacios públicos de una manera distinta con la lectura y la escritura, a partir de lo que ofrece BibloRed”, le dijo a EL NUEVO SIGLO Sergio Cárdenas de Oro, coordinador de la Biblioteca Virgilio Barco.

Este reconocimiento, cuenta Cárdenas, es gracias a los encantos que destila este edificio, una de las megabibliotecas o bibliotecas mayores de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá (BibloRed), caracterizada por contar con una colección de más de 98 mil recursos bibliográficos y audiovisuales.

“La Biblioteca ha sido concebida como un atractivo turístico en el que se pueden hacer distintas cosas. Aparte de encontrar una oferta gratuita en torno a la lectura, también se pueden encontrar actividades culturales diversas. Además, puede ser un lugar de apreciación al arte de la arquitectura y todo ello significa que la gente está muy atraída siempre de visitarnos y volver a la biblioteca”, señaló Sergio a este Diario.

Además de ser un atractivo arquitectónico y turístico, es un espacio de acogida de diversas poblaciones de todas las localidades de la ciudad, lo que le permite ser un punto de conexión cultural, académico y artístico entre los bogotanos.

“Estamos muy emocionados de conocer este valioso reconocimiento que los bogotanos hacen a la Barco, un lugar para el aprendizaje que nos ayuda a fomentar la cultura y la apropiación del espacio público para todos los ciudadanos”, comentó Consuelo Gaitán, directora de lectura y bibliotecas de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y BibloRed.

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Los retos del título

Por supuesto, además de hacerle honor a este nuevo título, la Biblioteca asume una serie de retos para continuar construyendo su legado en la ciudad. Entre ellos, apostarle a espacios de lectura no convencionales, extendiendo sus puertas a varios lugares de Bogotá.

Así lo afirmó el gestor cultural: “Seguiremos trabajando para que la gente sienta que este espacio no es un lugar de puertas hacia adentro, sino también donde se realizan actividades en espacios no convencionales. Tenemos la posibilidad de construir huertas bibliotecarias para que la gente sienta que la biblioteca también es ese lugar de experimentación de la naturaleza”.

Otro de los desafíos es seguir alimentando y ampliando la Biblioteca Digital, con la cual se proponen hacer de sus lectores parte de sus extensiones físicas y también de sus recursos virtuales, conquistando públicos que no podrían acceder de otras formas. Así como también ser el sitio más emblemático de Bogotá implicará continuar innovando en su oferta cultural, como los picnics literarios o festejar las fechas especiales de la ciudad, como el Año Nuevo Chino.

“Estos retos nos llevan a pensar que somos un lugar con una responsabilidad muy grande y con la cual tenemos que comprometernos a hacer muchas más cosas para la ciudadanía, porque cada día curiosamente nos visitan más personas que están atraídas no solo por las colecciones y las lecturas de la biblioteca, sino también por las actividades que podemos ofrecer”, explicó Cárdenas.

Monumento arquitectónico

Un monumento arquitectónico; así también se conoce hoy en día la Biblioteca Virgilio Barco, cuya construcción inició en 1999 y fue inaugurada el 21 de diciembre de 2001. De esta manera inicia la historia de este lugar, en cuyos rincones se esconden algunos de los descubrimientos más importantes de la humanidad.

Declarada Bien de Interés Cultural Nacional, la Biblioteca fue diseñada por el arquitecto Rogelio Salmona, uno de los más destacados de América Latina. Durante más de cinco décadas, sus obras y reflexiones han servido de guía en la formación de centenares de arquitectos que encuentran en ellas la plenitud de una expresión que es simultáneamente propia y contemporánea.

“Fue contemplada y planeada por Salmona, en su momento, bajo la alcaldía de Enrique Peñalosa en su primer periodo, así como la Biblioteca del Tintal y otras que se añadieron a esa red porque nosotros no funcionamos solamente como una biblioteca, sino como una Red de Bibliotecas Distrital. La Virgilio Barco es el centro de esta red que ya suma 20 años”, continuó Sergio.

Durante estas dos décadas de trayectoria la Biblioteca no solo ha cosechado éxitos, también ha tenido que enfrentar algunos obstáculos: desde consolidar un público en vísperas de su llagada a la localidad de Teusaquillo, hasta mantener en buenas condiciones sus espacios.

En días más recientes también se enfrentó a la emergencia sanitaria, pues a pesar de impulsar el aumento de la lecturabilidad en el país, las bibliotecas sortearon dificultades.

“Otra de las dificultades fue la pandemia, pero nosotros como parte de la BibloRed nos logramos adaptar rápidamente. Duramos tres meses sin prestar servicio y ese tiempo nos sirvió para empezar a diseñar nuevas propuestas y a reinventar. Una vez se activaron los servicios, se atendió de forma virtual y a domicilio, que ahora es muy querido y vamos a continuar llevando los libros a las casas de las personas”, indicó Cárdenas.