Cada semana en algún país del mundo desaparece una lengua nativa por fenómenos asociados a problemáticas como la deforestación, el desplazamiento forzado o la violencia.
Por ello, desde 2010 en Colombia se estableció el Día Nacional de las Lenguas Nativas que se conmemora cada 21 de febrero para resaltar la riqueza lingüística y cultural de la nación. Esta fecha se suma a la celebración del Día Internacional de la Lengua Materna proclamada por la Unesco desde 1999 para fomentar el multilingüismo y la inclusión.
Y para conmemorar esta importante efeméride, el Ministerio de Cultura lanzó el Primer Plan Decenal de Lenguas Nativas de Colombia, una herramienta que propende por la protección, el fortalecimiento y el aprendizaje de nuestras lenguas nativas.
Según la cartera, en Colombia existen 68 lenguas nativas: 65 indígenas, dos criollas (Ri Palenque, que se habla en San Basilio de Palenque, Cartagena y Barranquilla; y el Creole, que se habla en el archipiélago de San Andrés), además de la lengua romanés que habla el pueblo gitano o Rrom.
Riqueza documental en el AGN
En el marco de esta celebración, el Archivo General de la Nación (AGN) realizó un coloquio con expertos para contextualizar la riqueza documental sobre las lenguas nativas.
Laura Sánchez Alvarado, Subdirectora de Gestión del Patrimonio Documental del
AGN, reveló que la entidad “conserva un gran acervo histórico sobre distintas comunidades indígenas, compilado en diferentes fondos documentales. Muchas de estas comunidades figuran con nombres distintos a los que originalmente les dio la administración española, y que lograron sobrevivir durante los siglos XIX y XX”.
Son los casos, dice la funcionaria, de comunidades como Achawas, Anaconas, Andaquíes, Arhuacos, Calamoinas, Calidonios, Carares, Chimila, Ánimes, Totos, Colimas, Guajiros, Cunas, Coyaimas, entre muchos otros.
En ese sentido, el historiador y catedrático Yesid Alejandro Pérez, experto en Archivos, Documentos y Paleografía, explicó que en el AGN se pueden encontrar fuentes documentales sobre lenguas nativas que existieron hace más de 300 años y que permitieron a la Iglesia realizar el proceso de evangelización durante la Conquista y la Colonia.
El profesor Pérez se refirió a documentos como una Real Cédula de 1588 mediante la cual se aprobó el pago de una asignación (salario) anual de 400 pesos oro de 20 kilates a Gonzalo Bermúdez, para enseñar lengua nativa a los religiosos encargados de enseñar la doctrina católica cristiana a las comunidades indígenas.
Otro documento, de 1788, corresponde a un informe sobre el acopio de libros de gramática y diccionario de la lengua chibcha: “El Virrey informa lo que lleva adelantado en el acopio de libros de gramática y diccionarios de la lengua Chibcha o Muisca y diccionario de la lengua Achagua y que responde a la Real Orden sobre noticias de idiomas americanos”, dice el documento en respuesta a la entonces zarina de Rusia que les pidió a varios monarcas recopilar toda la información disponible sobre las lenguas nativas en el mundo.
El experto también reveló que en el AGN hay documentos sobre ‘lenguas muertas’, que ya dejaron de existir por tanto ya no son transmisibles por tradición oral.
“La pervivencia de una lengua depende mucho del número de habitantes vivos de hablantes. En el caso de Colombia, fenómenos como la deforestación, el desplazamiento interno, la violencia, etc., hace que el léxico de los individuos cambie y se corre el riesgo de que su lengua nativa pueda desaparecer. En todo el mundo, prácticamente a la semana desaparece una lengua nativa”, aseguró.
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Las lenguas nativas hoy
Por su parte, Diana Paola Lozano, indígena del pueblo Guanano, del Gran Resguardo del Vaupés y coordinadora de Cultura, Recreación y Deporte de la Organización Nacional de Pueblos Indígenas de la Amazonía Colombiana, destacó los efectos de la pandemia en las lenguas nativas que aún subsisten en nuestro país.
“Durante la pandemia, la tecnología fue el único medio que nos permitió seguir interactuando, porque las personas vulnerables por el Covid, por enfermedades de base o afectadas por un sistema de salud deficiente, hizo que los pueblos indígenas perdiéramos grandes sabedores y sabedoras. Ellos son nuestros archivos para transmitir el conocimiento”, dijo.
Lozano afirmó que las lenguas nativas “son nuestra historia, nuestra forma de vida, nuestra identidad”, y llamó la atención sobre la necesidad de proteger las que aún subsisten.
“En la Amazonía colombiana habitan 64 pueblos indígenas, pero solo quedan 46 lenguas vivas. Hay que protegerlas para garantizar su transmisibilidad. El Gobierno, el AGN, la academia y el Consejo Nacional Asesor de Lenguas Nativas, tenemos que mirar en conjunto qué se puede hacer para proteger las lenguas que todavía existen nativas y no esperar a que se extingan para hacer la documentación”, aseguró.
Según Lozano, en el país han desaparecido lenguas nativas como: Tinigua, Anunuya, Carijona, Totoro, Pisamira; hay otras que están en peligro de extinción como Icnu, Andoc, Vora y Miraña, Okana, Cofan, además de las que se mantienen vigentes como la Arhuaco, Wayúu, entre las más conocidas.
Por ello la líder indígena insistió en la etnoeducación como mecanismo para proteger estas lenguas nativas y avanzar en su estudio y generar mayores espacios de divulgación.