Cuatro heridos en el II encierro de San Fermín | El Nuevo Siglo
Lunes, 8 de Julio de 2013

Cuatro personas resultaron heridas este lunes en el segundo encierro de San Fermín en Pamplona (norte de España), en una carrera rápida protagonizada por seis toros de la ganadería andaluza de Dolores Aguirre, según las autoridades locales.

 

A las ocho en punto se disparó el cohete que daba inicio al encierro y los toros se precipitaron por las pequeñas calles, donde les esperaban miles de corredores para una carrera que los llevó hasta la plaza de toros de Pamplona en 2 minutos y 27 segundos.

Varios corredores se cayeron en la curvas más peligrosas, formando unos montones sobre los que saltaron limpiamente los toros, acompañados de los seis bueyes que los guiaban.

 

Cuatro personas, tres españoles y un estadounidense, resultaron heridos y hospitalizados por diversos traumatismos, aunque ninguno por asta de toros, según un balance del gobierno regional de Navarra.

Fue "una carrera típica de los últimos años en que el toro va muy fuerte y muy delante. Muy rápida, con posibilidad de correr porque van estirados", resumió Joaquín Subasti, un habitante de Pamplona, veterano de las fiestas de San Fermín de 52 años, que lleva 39 participando en los encierros.

 

"No nos habíamos dado cuenta hasta que punto eran grandes. Eran enormes", afirmaba después de la carrera un joven corredor británico de 25 años, Scots Ellis, muy emocionado tras su primera carrera. "Fue algo loco, indescriptible", añadió, asegurando haber tenido miedo.

Estos encierros, los más espectaculares y famosos de España, son la principal atracción de las fiestas de San Fermín, que finalizarán el 14 de julio, tras haber atraído a Pamplona, la capital navarra, a centenares de miles de visitantes de todo el mundo.

Cada mañana, los toros recorren los 848,6 metros que separan los corrales, donde son colocados la víspera, de la plaza de toros.

 

En 2012, 20.700 corredores participaron en los ocho encierros que celebraron, es decir, una media de 2.587 diarios. Cada año, entre 200 y 300 mozos resultan heridos y 15 de ellos han muerto desde 1911, el último un español en 2009.