Cuota colombiana del Festival de Cine Latino de Chicago | El Nuevo Siglo
Largometrajes como “La ciudad de las fieras”, “El árbol rojo”, “Cantos que inundan el río”, “La pesca del atún blanco”, así como los cortometrajes “Entre tú y milagros” y “El intronauta” se proyectarán hasta el 2 de mayo.
Foto Pantalla Colombia
Martes, 26 de Abril de 2022
Redacción Cultura

Serán ocho producciones que representarán a Colombia en la programación del Festival de Cine Latino de Chicago, una fiesta estadounidense cuyo foco se centra en América Latina y sus culturas, que por estos días celebra su edición número 38.

Celebrado anualmente en Chicago desde 1985, es organizado por el Centro Cultural Latino Internacional (ILCC) y patrocinado por varias corporaciones nacionales, así como por la comunidad hispana y latina local. El Festival, que tendrá lugar hasta el 2 de mayo, presenta el trabajo de cineastas latinoamericanos prometedores con un énfasis especial en películas que muestran la diversidad de América Latina y que desafían los estereotipos comunes relacionados con la región.

Para la edición de 2022, coproducciones colombianas harán parte de este evento, entre las que se cuentan los largometrajes “La ciudad de las fieras”, “El árbol rojo”, “Cantos que inundan el río”, “La pesca del atún blanco”, así como los cortometrajes “Entre tú y milagros”, “El intronauta”, “Animales de guerra” y “Zarzal”.

En “La ciudad de las fieras” de Henry Rincón, con su madre recién fallecida y su padre sin dar rastros de vida, Tato, de 17 años, pasa la mayor parte de su tiempo pintando edificios con grafiti y participando en duelos de rap junto a sus amigos Pitu y La Crespa, en Medellín. Tato abandona la ciudad cuando se mete en líos con una pandilla local y se dirige al campo en busca de su abuelo Octavio, del cual ha estado distanciado. La relación es espinosa al principio, pero pronto comienzan a confiar el uno en el otro. Sin embargo, Tato no puede ignorar el llamado de la ciudad, sobre todo cuando se entera de los motivos reales de la desaparición de su padre.

En “El árbol rojo”, de Joan Gómez, la vida tranquila y bastante rutinaria de Eliécer se vuelca patas arriba cuando, justo después de la muerte de su padre, Esperanza, de siete años, aparece en la puerta de su casa afirmando ser su media hermana. Reacio a que su vida sea interrumpida, Eliécer empaca su ropa y su gaita colombiana y emprende un viaje a la capital en busca de la madre de la niña. A ellos se une Toño, un barquero que sueña con convertirse en boxeador en la gran ciudad. Esta ópera prima de Gómez Endara es una road movie cautivadora y conmovedora que se mueve al ritmo suntuoso de la música folclórica colombiana.



“Cantos que inundan el río”, de Germán Arango, muestra cómo Oneida era todavía una niña cuando aprendió la tradición afrocolombiana de cantar “alabados” para acompañar a los muertos en su viaje al purgatorio. Su pueblo se convirtió en el escenario de lo que se conoció como la Masacre de Bojayá, que tuvo lugar en 2002, después de que un cilindro bomba lanzado por el grupo guerrillero Farc contra los paramilitares cayera sobre una iglesia llena de civiles. El director Germán Arango Rengón pinta un retrato inspirador y profundamente espiritual de una mujer que sana a través de su canto las profundas heridas de una región azotada por la violencia.

En “La pesca del atún blanco”, de Maritza Blanco, los sueños de Mariana, de 17 años, de ir a la facultad de medicina, se vienen abajo cuando ella y su abuelo, un pescador, usan sus ahorros para salvar la vida de su hermano menor. Desesperada por reponer esos fondos, ella recurre a un grupo de jóvenes que se ganan la vida recogiendo los fardos de cocaína arrojados al océano por los contrabandistas. Cuando ella recoge uno de estos fardos, el capo a quien le pertenece la obliga a ella y a su abuelo a trabajar para él.

“Entre tú y milagros”, de Mariana Saffon, retrata cómo a sus 15 años, Milagros sigue buscando desesperadamente la aprobación y el amor de su madre. Este verano, un rechazo inesperado y un encuentro con la realidad ponen en duda su relación con su madre, su privilegio y su propia existencia. Milagros empieza a crecer.

“El intronauta”, de José Arboleda, muestra cómo en un mundo saturado de información mediática, un hombre escapa a un espacio fantástico imaginado gracias a su capacidad de dibujar. Mientras el mundo en el que vive sigue sofocando al mundo pacífico de sus dibujos, él se escapa para convertirse en el Intronauta, navegante del espacio interior.

En “Animales de guerra” de Eduardo Bustos, después de mucho tiempo, Antonio vuelve a ver a Rubén, mientras compiten el uno contra el otro en un torneo de lucha. La noche antes de su combate deambulan por el hotel, intentando reprimir sus deseos.

Por último, “Zarzal”, de Sebastián Valencia Muñoz, cuenta cómo a la luz de un domingo lleno de sol, en 1990, William y su pequeño hijo Jacobo dan un largo paseo hasta una piscina. Pero un hermoso día juntos, visto a través de la inocencia de Jacobo, se ve acechado por un trasfondo de violencia que los envuelve.