Día 5 Novena de Aguinaldos 2025: oración y gozos del 20 de diciembre | El Nuevo Siglo
Este 20 de diciembre se lleva a cabo la quinta novena de Navidad del 2025. /Foto: El Nuevo Siglo - María Parra
Viernes, 20 de Diciembre de 2024
Redacción Web

La quinta Novena de Aguinaldos se realiza este 20 de diciembre, como continuación a la tradición navideña más esperada de los colombianos, por ser un momento para reunirse con familia y amigos, para compartir y celebrar la anticipación al nacimiento de Jesucristo, junto a realizar una meditación sobre el viaje de María y José a Belén, además del cansancio vivido durante el camino.

Consideración del quinto día

Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre; veamos hoy toda la vida que llevaba también María durante el mismo espacio de tiempo. Es necesario que reflexionemos sobre esto si queremos comprender, en cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la encarnación y el modo como debemos corresponder a ellos.

María no cesaba de aspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatífica terrestre: la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad. Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos deberían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos.

Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, cada instante, durante muchos años. Lo contemplaría en la aparente ignorancia de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura. Haría todo lo que quisiera con aquella faz divina: podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno, cubrir de besos los labios que deberían pronunciar la sentencia a todos los hombres, y contemplarla a su gusto durante el sueño o despierta, hasta aprenderla de memoria. ¡Cuán ardientemente deseaba ese día!

Tal era la expectativa de María. Era inaudita en sí misma, pero no por ello dejaba de ser el tipo magnífico de toda la vida cristiana. No nos contentemos con admirar a Jesús residiendo en María, sino reconozcamos su presencia, potencia y acción continua en nosotros.

Sí, Jesús nace continuamente en nosotros y de nosotros, por las buenas obras que nos hace capaces de cumplir y por nuestra cooperación a la gracia. De esta manera, el alma de quien se halla en gracia es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin.

Después de la comunión, Jesús habita en nosotros durante algunos instantes, real y sustancialmente como Dios y como hombre, porque el mismo Niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo esto sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses y una expectativa llena de delicias como la suya?

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro Hijo la mejor prenda de vuestro amor para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.

En torno a él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado; suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en su pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén

  • (Se reza tres veces el Gloria al Padre).

Oración a la Santísima Virgen

Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por madre suya, te suplico que tu misma prepares y dispongas mi alma, y la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con la que guardaste tu, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén

  • (Se reza nueve veces el Avemaría).

Oración a San José

¡Oh Santísimo San José! Esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego, por el amor que tuviste al Divino Niño, me abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén

  • (Se reza el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria).

Gozos

Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

¡Oh sapiencia suma del Dios soberano,
que a infantil alcance te rebajas sacro,
¡oh Divino Niño, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios! 

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Adonai potente que a Moisés hablando,
de Israel al pueblo diste los mandatos,
¡ah, ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuerte brazo! 

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

¡Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto,
presentas al orbe tu fragante ramo!
Dulcísimo Niño que has sido llamado
Lirio de los valles, Bella Flor del campo. 

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas de regio palacio,
¡sácanos, oh Niño, con tu blanca mano
de la cárcel triste que labró el pecado! 

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

¡Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas tu esplendor veamos!
Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios. 

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Espejo sin mancha, santo de los santos,
sin igual imagen del Dios soberano,
borra nuestras culpas, salva al desterrado,
y en forma de Niño da al mísero amparo. 

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo, Pastor del rebaño,
Niño que apacientas con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso. 

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Ábranse los cielos y llueva de lo alto,
bienhechor rocío como riego santo.
Ven hermoso Niño, ven Dios humanado,
luce hermosa estrella, brota flor del campo. 

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Ven que ya María previene sus brazos,
do su Niño vean en tiempo cercano.
Ven que ya José con anhelo sacro,
se dispone a hacerse de tu amor sagrario.

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Del débil auxilio, del doliente amparo,
consuelo del triste, luz del desterrado,
vida de mi vida, mi dueño adorado,
mi constante amigo, mi divino hermano.

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Ve ante mis ojos de ti enamorados,
bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prostérneme en tierra, con fervor clamando:
¡Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto! 

  • ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

Oración al Niño Jesús

Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la Venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”.

Llenos de confianza en Ti, ¡oh Jesús, que eres la misma verdad!, venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada.

Concédenos, por los méritos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia... de la cual necesitamos tanto.

Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.

Receta fácil de natilla

Ingredientes:

  • 1 litro de leche
  • 1 taza de maicena (fécula de maíz)
  • 1 taza de azúcar
  • 1 astilla de canela
  • 1/2 taza de coco rallado (opcional)
  • 1/2 taza de uvas pasas (opcional)

Preparación:

  1. Preparar la mezcla base:
    En una olla grande, mezcle la leche con la maicena hasta que no queden grumos. Es importante hacerlo con la leche fría o a temperatura ambiente para que la maicena se disuelva correctamente.

  2. Agregar los ingredientes:
    Incorpore el azúcar y la astilla de canela a la mezcla. Si desea, agregue el coco rallado para darle un toque más tradicional.

  3. Cocinar a fuego lento:
    Coloque la olla a fuego medio-bajo y revuelva constantemente con una cuchara de madera o espátula. Este paso es crucial para evitar que la mezcla se pegue o forme grumos.

  4. Espesar la natilla:
    Continúe revolviendo hasta que la mezcla espese y tenga una textura cremosa, lo cual puede tomar entre 10 y 15 minutos. Sabrá que está lista cuando la natilla se despegue fácilmente del fondo de la olla.

  5. Añadir las pasas (opcional):
    Si desea, incorpore las pasas cuando la mezcla esté espesa y mezcle bien.

  6. Servir y decorar:
    Vierta la natilla en moldes individuales o en un recipiente grande. Deje enfriar a temperatura ambiente. Una vez fría, puede decorar con más coco rallado, canela en polvo o pasas.

  7. Disfrutar:
    Sirva la natilla y compártala como un delicioso postre navideño.

¡Buen provecho!