Simone Young de Australia, Mirga Grazinyté- Tyla de Lituania, Alondra de la Para de México, Bárbara Hannigan de Canadá y Cecilia Espinosa de Colombia son los nombres de algunas mujeres del mundo que además de ser las batutas de grandes orquestas internacionales, han luchado contra los estereotipos y un discurso masculino que ha estado presente en la industria de la música clásica, un obstáculo con el que se han encontrado desde hace más de 20 años e incluso, hoy.
La música, en especial la clásica, deja al aire en cada recital una pregunta, que desde los años 70 ha estado rondando las agrupaciones más prestigiosas del mundo, ¿por qué la participación de las mujeres como directoras de orquesta es mínima?, un interrogante al que la historia y la cultura de esta industria ha dado una respuesta incómoda para la población femenina.
“En la historia de la música la presencia de las mujeres, como en el resto de las actividades del ser humano, ha sido muy activa y al mismo tiempo ignorada por el mundo de los hombres, que tienen un discurso que ha sido hegemónicamente antimujer”, le dijo en entrevista a EL NUEVO SIGLO David García, exdirector de la Orquesta Filarmónica de Bogotá.
Un discurso “anti-mujer”
El rechazo a que una mujer, incluso, tan solo participe en una agrupación inicia décadas atrás. “Recordemos el caso más dramático, que no fue hace muchos años, de una de las orquestas más importantes del mundo, que es la Filarmónica de Viena, pues tenía una política sistemática sobre las mujeres en la que no podían entrar a la orquesta. Pero fue gracias a la presión social y a una gira internacional, en la que les hicieron boicots con una movilización alrededor del teatro, que ellos mismos reconocieron e iniciaron un periodo en el que tuvieron cabida las mujeres y hoy en día en la orquesta hay varias, pero no ha sido fácil ese proceso”.
Pero este tipo de pensamientos aún persiste, pues comentarios como el de “las mujeres no estaban aptas para dirigir un grupo y tener esa responsabilidad”, como lo recuerda el maestro García cuando, en su labor como director de la Filarmónica, iba a nombrar a la brasilera Ligia Amadío para ser directora titular de la orquesta bogotana, se escuchan a diario acerca de la capacidad de las mujeres para asumir este tipo de cargos.
Así lo afirma la también directora de orquesta María Carmona Campo, música de la Universidad Eafit y magíster en Dirección Sinfónica de la Universidad Nacional de Colombia, quien realizó un recorrido histórico por el papel de la mujer en la música y en la dirección de orquestas.
En su investigación Carmona cita la opinión del director ruso Vasili Petrenko, quien en una entrevista para el importante periódico noruego Aftenposten - The Guardian mencionó: “creo que cuando las mujeres tienen familias se hace difícil ser tan dedicado como lo requiere la industria. Otro lado es que los músicos de orquesta responden mejor al tener un hombre delante de ellos. A menudo tienen menos energía sexual y pueden centrarse más en la música. Una linda chica en el podio hace que su mente vaya a otra cosa”.
Lo que respalda una de las razones por las que la participación de las mujeres en la batuta de las orquestas le queda un camino largo por recorrer.
Pero no solamente este discurso “anti-mujer” lo han demostrado los hombres, también lo ha manifestado otras mujeres e instrumentistas, pues son reacias a recibir órdenes de una mujer, según lo explica David García.
Maestras de la música
Pero año tras año este tipo de pensamientos y conductas excluyentes ha disminuido, lo que ha permitido que en el país cada vez haya más mujeres que le apuestan a tener la batuta en la mano para dirigir a toda una orquesta, no sin antes enfrentarse a diferentes obstáculos que la misma sociedad les impone.
“Partiendo de la experiencia de las mujeres directoras que he investigado, el común denominador es el prejuicio del machismo, aunque es importante mencionar que este ha disminuido considerablemente gracias a la evolución cultural y a los movimientos feministas que han surgido y que han demostrado que las capacidades intelectuales no son un asunto de género”, comenta María Carmona.
Un caso que demuestra el avance respecto a la aceptación de las mujeres en la dirección de orquestas está la Filarmónica de Bogotá, ya que desde la primera dirección general de la orquesta se nombró a Carmen del Moral, batuta titular.
“En la época en que mi padre fue director de la Filarmónica a finales de los años 70, estaba como titular una mujer, lo cual es una cosa rarísima para aquella época, que es la maestra Carmen del Moral, quien estuvo en ese cargo por varios años. De manera que en la Filarmónica sí ha habido ya una tradición de mujeres directoras titulares, no solo como invitadas”.
En la historia se han destacado varias ‘heroínas’ de la música, que han resaltado el papel de la mujer en este campo como Marin Alsop, primera directora titular de una orquesta en Estados Unidos; JoAnn Falletta, ganadora de un Grammy en 2019; o Marin Alsop, que es una de las más importantes en el mundo, según García; Fanny Mendelssohn, maestra de grandes compositores del siglo XX; Nadia Boulanger, Clara Schumann, Anu Tali y Alondra de la Parra, entre muchas más.
Haciendo un recorrido por Colombia se puede encontrar a Lina González, una de las directoras más joven del país y que es batuta de la Filarmónica de Filadelfia, a quien García en su dirección invitó para que dirigiera un concierto de la Novena Sinfonía de Beethoven, el 4 de julio de este año, pero debido a la pandemia, se canceló.
También resalta la labor de Cecilia Espinosa, directora titular de la Orquesta Sinfónica Eafit, de Medellín, por la creación de una escuela de directores, en la que además ha sido maestra de varios artistas colombianos.
Más directoras que orquestas
Además de esta cultura que excluye a las mujeres, otra de las razones por las que hay pocas mujeres al frente de una orquesta es que las plazas laborales para tener experiencia en cargos de este tipo son escasas.
Para García esta situación también implica un fenómeno que domina el desempleo en varios países del mundo, ya que hay muchas personas calificadas y con estudios para trabajar, pero no hay una oferta que pueda abastecer esta demanda.
“Cuando se gradúan se encuentran los directores con un gran problema y es que, no solo en Colombia sino en general, hay muchísimos más directores mujeres y hombres en el mundo, que orquestas”.
Aunque se han dado algunos avances en la inclusión femenina, García insiste en que se “debe partir de una transformación cultural, en la cual se tiene que trabajar y el ideal de esto sería que habiendo tantas mujeres directoras en el mundo, en América Latina y en Colombia, porque las hay y muy buenas, esto debería ser paritario como lo dice la ley en el resto de los asuntos laborales”.