En juego supervivencia del Iberoamericano | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Domingo, 1 de Abril de 2018
Emilio Sanmiguel
Como ocurrió este año va a ser muy difícil que se mantenga. Sólo parece haber una salida: Ramiro Osorio el otro fundador del Festival. La prensa no hizo parte del elenco en esta versión y la oficina para divulgar el evento fue inexistente. Vistazo EL NUEVO SIGLO

__________________________

Es la verdad. A la salida de la presentación del Ballet de la Ópera de Ljubljana en el Teatro Mayor la noche del sábado 22, me abordaron para entregarme un plegable. Lo extendí, para darme cuenta de que lo visto era un espectáculo del 16° Festival Iberoamericano de Teatro.

Ya me parecía extraño que un evento del Mayor estuviera apoyado en un programa de mano tan insatisfactorio que ni siquiera contenía completos los datos de los compositores de la música.

Claro, estaba enterado de que este era Año de Festival, como también de que en esta edición la prensa no formaba parte del elenco. Al fin y al cabo la invitación provino del teatro, no de la -¿inexistente?- oficina de Prensa del Iberoamericano, que en el pasado era una de las piezas claves del engranaje, tiempos de Alejandro Flórez, Guido Hoyos, Mónica Suárez, que manejaban ese asunto con auténtico virtuosismo.

 

Una historia

Fanny Mikey, con Ramiro Osorio crearon el Iberoamericano en marzo de 1988. Una bomba por poco convierte en cenizas en esa primera edición el Teatro Nacional de la 71. Jamás se aclaró la autoría del atentado. Para la memoria quedó la fotografía de Fanny, en medio de los escombros, resuelta a que nadie podría arruinar el que ella denominó Un acto de fe en Colombia. No le tembló la voz para declarar tiempo después que “El festival se hace, así tenga que robar un banco”. En la Plaza de Bolívar, con una voz que venía de lo más profundo de sus entrañas le dijo a la multitud en 2004 “Todo es posible en la vida. ¡Lo único imposible es la guerra!”

El 16 de agosto de 2008 murió en Cali. Se fue muy pronto. A pesar de que para ese momento la creatura se había consolidado como el primer festival de su género en el mundo, por fin se había resuelto su situación financiera y el futuro parecía totalmente despejado. Pero las cosas no ocurrieron así, vino la pugna por el Poder y diez años después está en juego la supervivencia del legado de lo que soñaron, caminando por una vieja calle empedrada de Guanajuato, Fanny y Ramiro.

No vale la pena entrar a analizar la autoría de un desastre cultural-¿es muy pronto?- que tendría que tener preocupados a todos los que de una u otra manera parecen estar involucrados en la tragedia. Lo que sí es un hecho es que las deudas del Iberoamericano, aparentemente, son colosales.

¿Hay luz al final del túnel?

Tal vez sí. Pero se necesita decisión y sobretodo mucho valor para reconocer los errores.

 

Symphony of Sorrowful Songs

Ballet de la Ópera de Ljuljana – Teatro Mayor

El nombre del esloveno Tomaž Pandur fue definitivo en los primeros años del Iberoamericano cuando presentó Scherezade, un espectáculo que cimbroneó la sensibilidad del público y amplió sus horizontes hacia una manera muy audaz de entender lo que estaba ocurriendo en el mundo. Años más tarde se superó a sí mismo con Infierno, inspirado en la Divina Comedia de Dante, que dejó al público sin aliento en el Teatro Municipal. En 2016, en el Mayor, presentó “Faust”, en esa línea de intensidad teatral tan suya. Un par de meses más tarde murió Pandur.

Para la noche del citado sábado 22 el Iberoamericano presentó su “Symphony of Sorrowfuls Songs”, que utiliza la música de la “Sinfonía n° 3, de los lamentos” del compositor polaco Henrik Mikołaj Górecki (1933 – 2010) con la coreografía del croata Ronald Savković (nada de esto formaba parte de la información del programa de mano).

Para qué decirnos mentiras, lo visto en el Mayor no fue, de modo alguno, lo más representativo del talento dramatúrgico de Pandur. Un ballet, con la música de la sinfonía de Gorecki (cuya duración completa es de aproximadamente 27 minutos) y otras músicas adicionales, con dramaturgia de Livika Pandur, hermana de Tomaž. Qué galimatías, porque en realidad se trata es de un homenaje póstumo a la memoria de Pandur.

Ahora bien, el ballet de Ronald Savkovic, impecable, con muchos guiños a la tradición neoclásica y también a la danza moderna. Sin duda y un inmejorable vehículo para poner de manifiesto las condiciones de los bailarines de líneas impecables, extensiones importantes, magnífica disciplina. Hasta con un episodio provocador cuando bailan “Te quiero, dijiste” de María Grever en versión de Nat King Cole. Pero, como coreografía, pues nada especial, o memorable: buena academia y nada más.

 

Enemigo del Pueblo

Compañía Nacional de Teatro de Méjico – Teatro Mayor

Una de las cosas interesantes –parece ironía, pero no lo es- del Iberoamericano es la posibilidad de ver teatro. Hablo de “Teatro de texto”. Siempre es refrescante ver compañías como la Nacional de Teatro de Méjico que no sienten vergüenza de llevar a las tablas los clásicos. Es el caso de la “puesta” vista la noche del jueves 29.

Lo increíble es que el programa de mano -¿cómo es posible?- no haya informado a los espectadores que la obra, “En folkefiende” de 1883, ¡es original de Henrik Ibsen! y se haya limitado a un escueto “versión y dirección de escena de David Gaitán”.

La producción de la compañía mejicana es audaz y goza de la suerte de un elenco de magníficos actores. A la cabeza del elenco, la actuación de Luis Rábago como el desconcertante Doctor Luis Stockmann, su personaje inunda el escenario desde el primer momento con una caracterización de esas que parece salir de las vísceras y que finalmente explota en el extenso, complejo e intenso monólogo del final.

No se quedan atrás sus compañeros de reparto, Antonio Rojas, Juan Carlos Remolina, Amanda Schmelz, David Calderón y Astrid Romo, en el marco de la logradísima escenografía de Alejandro Luna y el vestuario de Mario Marín del Río, nombres ignorados en el programa de mano… bueno, si pasaron por alto a Ibsen, qué diablos podían esperar los encargados de la producción.

 

Coronel: salve usted la patria

Reviso esta reseña, escrita a pesar de la organización del Iberoamericano. Y cuando la reviso, me llega a la memoria la clase de Historia Patria, cuando en medio de la refriega del Pantano de Vargas, Bolívar le lanzó a Juan José Rondón la consigna: “Coronel, ¿Salve usted la Patria”.

Fanny ya no está, y la batalla por la supervivencia del Iberoamericano de Teatro es de vida o muerte.

Para mí es obvio: Ramiro Osorio: ¡Salve usted el Festival!

Eso sí: sin los pasivos. Que esa no es su culpa. De lo contrario va a ser muy, pero muy difícil.