JHONNY HENDRIX Hinestroza, es su nombre completo, pero el público lo reconoce como Jhonny Hendrix. Es el director de cine afrodescendiente más reconocido de Colombia, sus películas han hecho parte de festivales y muestras internacionales en donde han sido premiadas y aplaudidas por jurados y público.
“Chocó”, su ópera prima realizada en 2011 puso por primera vez en la cinematografía internacional el territorio chocoano al presentarse en la selección Panorama del Festival Internacional de Berlín e invitada abrir el Festival de Cine de Cartagena en donde hizo parte de la competencia oficial, obteniendo de este certamen el Premio del Público.
Además de esta cinta, Hendrix ha dirigido también La Tropa, Ser o no Ser, Saudó, Laberinto de almas y Candelaria y ha sido productor de otras películas como Perro come perro, Una madre y Nochebuena, entre muchas otras.
En 2023, este director chocoano conoció el programa Valle del Naidí, la estrategia de Manos Visibles que busca reducir la brecha educativa y social en el Pacífico colombiano a través de la formación en tecnología e innovación que ha impactado ya a más de 1.600 niños en Tumaco, Nariño; Timbiquí y Guapi en Cauca y en Buenaventura, Valle.
Con esta historia entre el bolsillo, Hendrix se embarcó en el rodaje del documental “Valle del Naidí, programando nuevos futuros”, fueron más de dos meses de producción a lo largo de todo el litoral, 300 personas hicieron parte del rodaje entre niños, sus padres, docentes y personas responsables del programa y además un equipo de producción de más de 15 personas.
Al respecto, este Diario, habló con este director acerca de su trabajo en este documental, de cómo fue rodar en una zona que se caracteriza por su baja cobertura de los servicios públicos y sus dificultades de desplazamiento y cómo visibilizar este esfuerzo de sus habitantes por adquirir conocimientos y aprender cosas nuevas cada día.
EL NUEVO SIGLO: Usted se ha formado como director con producciones en donde el guion, los libretos y los actores tienen mucha fuerza, ¿cómo fue trabajar con estos niños y sus familias que por primera vez salían a cámara y hacían parte de una producción.
JHONNY HINESTROZA: En esta historia el libreto nace a partir de un proceso de investigación que hacemos con cada uno de los chicos. Trabajamos con la gente de Manos Visibles, que nos permitieron hacer un proceso de un mes más o menos de acercamiento con los niños y con cada uno de los familiares, con los profesores y en las aulas de clase. Necesitábamos todos estos espacios para lograr descubrir cómo ellos se preparan, cómo luchan día a día con todas las fronteras y con todos los problemas que tienen.
ENS: ¿Cómo se vivió ese proceso en lo que tiene que ver con su parte profesional como director de cine y contador de historias?
JH: Sí, fue diferente. Sí fue un proceso muy distinto, pero fue un proceso muy bonito que nos permitió a nosotros llegar de una manera distinta también a los personajes y enamorarnos no solamente de ellos y de ellas, sino también de los procesos que hacemos, de las evoluciones que tienen cada uno de estos personajes. Para mí fue demasiado enriquecedor. Fue de las cosas bonitas que logramos hacer el año pasado.
ENS: La región se caracteriza por temas donde la logística es bien complicada, sin energía, sin señal de internet. ¿Cuál fue el momento más complicado de la grabación?
JH: Creo que todos estos territorios son complicados en términos de que solamente se puede llegar en avión, no hay carreteras, además todas las vías son fluviales. El problema más fuerte lo tuvimos entrando a Timbiquí, uno llega allí por mar y literalmente los motores se dañaron y nos tocó quedarnos alrededor de unas 8 horas casi que, naufragando, esperando que alguien viniera al rescate. Entonces, vivir esa experiencia fue bastante asustadora, pero precisamente es eso lo que fortalece la intención y las ganas que le ponen estos chicos a la hora de ir a un aula de clase. Porque, claro, nosotros lo vivimos una vez, pero cuántas veces lo tienen que vivir ellos en el día a día.
ENS: Eso da una visión global de cuál es la importancia de este tipo de proyectos. Usted trabajó también en una oportunidad con el grupo de Tumaco, Nariño Plu con Pla, en lo global, ¿cómo asimila estas experiencias?
JH: He hecho de todo en la vida, creo que en términos audiovisuales y en términos cinematográficos, he apostado a todo, he sido el productor, siempre he sido el guionista, siempre he sido el director. Pero creo que trabajar con Manos Visibles es una experiencia nueva en términos de enriquecimiento personal. Ellos tienen muy sembrado o muy claro lo que quieren hacer, los territorios a los que quieren llegar, y las comunidades en las cuales quieren lograr ese tipo de inspiración.
Pero más que cualquier otra cosa es en las historias que encontramos, en los personajes con los cuales nos topamos y los proyectos que de alguna u otra forma terminan siendo construidos de una manera muy orgánica, muy natural y que terminan visibilizando problemáticas de país y dándole eco a ciertos personajes o a ciertas comunidades que antes no conocía.
El programa en 100 palabras
Valle del Naidí, es la estrategia que construye equidad tecnológica en el Pacífico colombiano y en Medellín, a través de la formación de liderazgos de vanguardia. Tras su implementación en el año 2021, ha logrado formar 1.600 niños, niñas y adolescentes en robótica, domótica y programación. Ha impactado 15 instituciones educativas del Pacífico formando estudiantes dentro de dichos programas y ha dotado cinco laboratorios de Instituciones Educativas enfocados en formación en robótica, domótica, programación e impresión 3D en Guapi, Timbiquí, Tumaco y Buenaventura. Además 12 jóvenes de la región han sido becados para estudiar Ingeniería en la Universidad Autónoma de Occidente.