Kai Pacha, la mujer que se crió entre pumas | El Nuevo Siglo
Kai Pacha, la defensora de la especie felina que la ha acompañado toda su vida. / Foto cortesía Kai Pacha
Viernes, 11 de Octubre de 2024
Redacción Cultura

Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre. Sin embargo, para Kai Pacha, una conservacionista argentina, su más fiel amigo es el puma. Lleva más de 27 años protegiendo sin descanso y con profunda confianza a la especie felina, trabajando duro en el oficio de armonizar la convivencia entre la sociedad y la naturaleza.

Y cómo no tenerlos y protegerlos, si desde niña ha estado rodeada de pumas. Sufría un leve autismo y sus únicos interlocutores eran los animales: les contaba sus miedos, sus sueños, sus complejos. Pero un día Kai se dio cuenta de que los animales necesitaban su ayuda, entonces, para retribuir el apoyo que le dieron durante su niñez, superó el autismo y aprendió a comunicarse. Fue así que logró relacionarse con los humanos cuando tuvo que salvar a sus amigos.

Este mes estará en la COP16, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, en Cali, de la mano del Pacto Global de la Red Colombia, para hablar de la importancia de la conservación del puma, porque para ella, de esta manera se conserva la biodiversidad.

“Es una oportunidad de enfocar del trabajo y la conservación por la biodiversidad, saber que como sociedad estamos impactando negativamente y que somos responsables y estamos en la obligación de repararlo, con el poder que tenemos como sociedad”, le dijo Pacha a EL NUEVO SIGLO, al tiempo que defiende su tesis sobre la importancia de esta especie felina en la preservación de la estructura ambiental.

“Queremos exponer cuatro técnicas que son eficientes en mi región para evitar la caza de este felino. Seguramente en cada región hay que adaptarlas, pero la idea base es la incorporación de rebaños de burros que son protectores; también pueden ser unas luces intermitentes que ahuyentan al puma. Estamos también repoblando esta especie. Son técnicas que en otras provincias de Argentina las han solicitado, por ejemplo, en Colombia habrá que ver y estudiar el ambiente para decidir qué técnica sería eficiente”, destaca la protectora ambiental.

Los pumas, explica, son de los pocos animales que se adaptan a todos los terrenos y por eso sirven como una suerte de "termómetro" de lo que pasa en el medio ambiente.

"Si el puma no tiene presa para comer, cambia la dieta y busca en el corral del hombre. Pero el puma, y hay estudios que lo muestran, prefiere su presa silvestre", asegura.

El hecho de que los pumas, que son animales retraídos, difíciles de avistar, sean cada vez más visibles y ataquen cada vez más ganado, es una muestra, según ella, de que en su entorno falta el cupo de comida que les corresponde.

Reserva

Es la encargada de Pumakawa, la reserva ubicada en Villa Rumipal, Córdoba, la cual se dedica específicamente a la conservación ambiental, desde el cuidado y rehabilitación de animales silvestres, liberando los que se puedan adaptar nuevamente y cuidando en el centro a los que no se les puede liberar.

Pumakawa (en aymara, “el que cuida con sigilo del puma”) es una organización no gubernamental que protege a estos felinos americanos que habían sido condenados al encierro como mascotas o rescatados de criaderos ilegales que proveen ejemplares a los cotos de caza. A su refugio también llegan ejemplares accidentados o lastimados en los campos sembrados.

La reserva funciona en un predio de 25 hectáreas con bosque nativo reforestado y actualmente alberga a 17 pumas, entre ellos uno ciego, y a otros animales rescatados. Todos ellos viven en unos terrenos que en el pasado el padre de Kai, un cazador arrepentido, explotaba con fines turísticos, sin saber que algún día se convertiría en un santuario de pumas y tendría un propósito educativo.

“Mi papá era cazador, yo lo acompañaba al campo, pero después comprendió el daño que estaba haciendo y se arrepintió. Él empezó a ayudarme y así nació la reserva, un poco para compensar lo que había hecho y cuidar a los animales. Me parece que la educación ambiental toca el corazón de cada persona”, relata Pacha, quien es trabajadora social de profesión.

También estudió abogacía y se introdujo en la magia del arte del mimo; sin embargo, se quedó con el trabajo de cuidar y seguir creciendo rodeada de animales.

La reserva se creó en el 2009, después del incendio más extenso que atravesó el centro de la provincia y donde se quemaron muchísimas hectáreas de monte nativo.

“Me puse a llorar en medio del fuego, el humo y la asfixia. Quise morirme", relata, pero salió corriendo para salvarse ella y, cuando llegó a donde estaba la gente, vio que nadie quería ir a socorrerla.

Detrás de ella tenía a 12 pumas que la miraban con cara de "qué hacemos, a dónde hay que ir". En ese momento, Kai entendió que su misión en la vida es hablar por los animales.

“Eso generó un cambio rotundo en mi vida para encaminarme en el cuidado ambiental”, dijo.

Primer encuentro

Cuando era niña tuvo la oportunidad de tener una puma bebé en sus manos, a quien le puso “Cacu”. Lo vio tan indefenso, que sintió que su misión a partir de ese encuentro era ser la protectora de la especia.

“La cachorra estaba descalcificada por falta de leche materna y tenía complicaciones de salud. Hasta los 2 años tuvo seis diagnósticos de eutanasia. “Yo hablaba con la Cacu y le preguntaba si quería vivir o no. En los animales se ve en los ojos cuando se entregan o quieren la vida; pienso que en los humanos también, pero yo decodifico mejor a los animales”, asegura.

“La crié y desde ese momento aprendí muchísimo sobre ellos, su comunicación, belleza, miedos, y empecé a interiorizar los conocimientos sobre los pumas. Me di cuenta de que trabajar por un puma, por su especie, es trabajar por la biodiversidad; además, a mí y a mi equipo nos mantienen enamorados, a veces nos da angustia cuando vemos en las noticias lo que pasa con estos animales por causas del hombre”, afirma.

A través de sus conocimientos como trabajadora social, Pacha impartió talleres y hacía actividades teatrales para involucrar a su entorno en el cuidado del animal. “Buscaba la forma de que uno les pudiera transmitir a las personas la vivencia del animal, su historia, sus miedos y sus limitaciones, que ellos supieran los vulnerables que son. Siento que a la gente le llega más el mensaje de esa manera, se conmueve, cambian sus hábitos, incluso, firman un compromiso. El cambio debe venir de cada uno de nosotros, no hace falta que sea una persona destacada, un influenciador, un famoso, es solo que entienda cuál es su misión, que inspiren a otros al cuidado del planeta”.