La inspiración nocturna del maestro David Manzur | El Nuevo Siglo
David Manzur, único sobreviviente de la generación de otros grandes referentes del arte como Alejandro Obregón, Enrique Grau, Édgar Negret y Eduardo Ramírez Villamizar. / Fotos ENS / Juan Pablo Velasco
Viernes, 5 de Julio de 2024
Yanis Florián

“Con 95 años aún conservo la misma inquietud de pintar que cuando tenía 20 años”, expresa David Manzur mientras se acomoda en su sillón en su ataviado taller de arte, en las entrañas de Barichara, Santander.

Conserva una naturalidad, una lucidez y una espontaneidad que muchos a sus 95 años quisieran ostentar. No tiene una fórmula mágica para llegar a casi un siglo y seguir tan fuerte como un roble, pero sí posee una serenidad y una elocuencia fascinantes.

Rodeado de pinceles de varios tamaños, telas, andamios, una cámara de video, lienzos, un maniquí en lo alto del taller, sillas y otros objetos, el artista caldense se sumerge en su mundo surrealista cada atardecer bajo las notas musicales clásicas de grandes artistas. Una faena que empieza a las 6:00 de la tarde y va hasta las 3:00 de la madrugada. En ocasiones escucha al compositor estoniano Arvo Pärt, al catalán Jordi Savall o se deja inspirar por el virtuoso italiano Claudio Monteverdi. Lo hace a todo volumen, de manera que el éxtasis sinfónico se siente incluso afuera de su casa de piedras, en la calle 10 del pueblo santandereano.

Su voz enérgica deja entrever que a sus 95 años la vida le sonríe. No tiene afán de nada, su cotidianidad transcurre con total serenidad y la certeza de que ha podido recopilar todo lo necesario, pero también ha logrado corregir lo desacertado de sus andares.

Sin protocolos ni tapujos, el maestro le abrió las puertas de su casa y de su taller a EL NUEVO SIGLO y, con total impavidez, habló sobre las pinceladas que le dan color a su vida.

EL NUEVO SIGLO: ¿Por qué pintar al caer la noche y hasta horas de la madrugada?

DAVID MANZUR: Son horas en las que encontramos quietud. La mente está relajada y la inspiración está en todo su esplendor. Yo pinto todos los días, con Felipe Achury, quien es mi mano derecha en este trabajo. En ocasiones trabajamos con una lectura que me hace Felipe o con música. En esa parte de arriba que ves es donde encuentro mayor concentración. Dibujo previamente las ideas de día, como de 10:00 a 11:00 a.m., en un boceto. Lo guardo mentalmente y luego entrada la noche me ubico en esos andamios y empieza mi lucha con el lienzo.  

ENS: ¿Cómo ve usted la nueva generación de artistas plásticos?

DM: Las comunicaciones hoy en día son muy internacionales, muy globales, por ejemplo, a través de internet se puede estar en cualquier galería del mundo, entonces el mundo se ha dividido en posturas conceptuales muy antagónicas, hay pintores abstractos muy buenos y mi postura es hacer una parte realista absoluta y otra que se desdibuja, no contando el  cuento completamente, sino dejando siempre un interrogante de misterio y todo esto me lleva a lo que en los últimos años vengo pensando: la pintura la termina el que la ve.

ENS: ¿Cuál es el mensaje de los caballos en pedazos que tanto aparecen en sus obras?

DM: Los temas de una obra son casuales y muchas veces eso no es importante, sino el mensaje que va dentro del tema. Un cuadro es ante todo el cómo está y qué quiere decir; el cómo es la parte del oficio, digamos el trabajo físico, como los pinceles; pero el qué es muy importante, porque es qué hay detrás de ese cuadro, qué quiere decir un caballo, no es solamente para mirarlo, sino que cuando yo lo rompo y lo ves en pedazos, construyo aquello que quisiera que fuera el caballo y ese es el trabajo y ahí va un mensaje diciendo que tal vez la destrucción es lo que tenemos. Hace muy muchos años tuve una exposición en Museo de Arte Moderno de Bogotá que era sobre las ciudades oxidadas, pero detrás de esas piezas quise mostrar el deterioro que estamos viviendo, uno vive de choques, de emociones, de la belleza, por ejemplo, en el sentido de que un día de sol está bien capitalizada en cierta forma, pero nunca representándola en su forma real, siempre hay una especie de tamiz entre lo real y lo ejecutado.

ENS: ¿Actualmente sobre que está pintando?

DM: En este momento estoy dedicado a usar la memoria de mi vida en tiempos, en damas, en caballos. Esta semana empecé una de las variaciones sobre las damas de la memoria. Yo tengo una edad en la que la memoria es un rastreo enormemente largo y a veces recuerdo cosas, pero cuando no son exactas, son desdibujadas y la memoria las reconstruye en una dimensión distinta a como fueron reales.

ENS: ¿Cómo logra mantener una memoria tan activa y rozagante?

DM: Ahí sí toca preguntarle a Dios por qué en esta edad sigo vigente, una edad en la que ya mis amigos desaparecieron y si alguno vive, le tiembla el pulso. Yo puedo trabajar con serenidad absoluta, como lo ves, así puedo hacer gestos que denotan el control muscular para poder trabajar. Algunas veces me dan mareos al moverme, pero generalmente tengo un control absoluto y yo le deseo a todo el mundo que viva plenamente, porque en la vida moderna, a partir de los 70, el hombre ha encontrado muchas diversiones. A mí me pueden decir que trabajar de noche es malo, pero no lo es, porque lo compenso con dormir de día y eso hace parte de una buena disciplina y las ganas de seguir y de inventar, de corregir, por eso no acepto que me llamen maestro, me llamo David, quien tiene las ganas de luchar para ser mejor cada día y tengo inclusive proyectos si Dios me da vida para cinco años o más.

ENS: ¿Qué le faltaría por hacer en los años que le quedan?

DM: Quisiera hacer muchas cosas, pero no puedo estar brincando para un lado y para el otro, aunque tengo proyectado para el año que viene un viaje. Tengo que ir a España, a donde me crie, quiero volver el recorrido de esos años, visitar a mis amigos, ver mis obras de arte, visitar la Toscana italiana, un lugar que tiene mucho que ver con el arte en todos sus procesos. Y entonces, imagínese, ya tendré 96 años y creo que lo voy a lograr. Pienso que el arte implica pensar mucho, yo trabajo mucho mentalmente y preveo las formas en mi mente y cuando las hago siempre pienso que lo que veo es inferior a lo que pienso y por eso siempre quiero mejorar, es un proceso a seguir y una lucha constante que hace que el cerebro viva maquinando.

ENS: Además del arte, ¿qué otro oficio o pasatiempo disfruta en sus ratos libres?

DM:  Me encantan la música, la fotografía, el cine. Por ejemplo, cuando viajo siempre estoy filmando todos los lugares que he visitado y ahora estoy muy fascinado con las cámaras en los drones, con las que se pueden hacer maravillas de movimientos. Tengo un dron que va filmando desde arriba hasta abajo todo lo que estamos haciendo, tengo registrado en videos todo lo que hago, porque hay personas que piensan que David Manzur ya no existe, otros creen que estoy retirado, pero yo sigo luchando y al mismo tiempo dejo testimonio de cómo trabajo.