A las salas de la Galería El Museo llega la tercera edición de Pintura inmortal, una exposición que contará con la participación de más de 50 artistas colombianos e internacionales, quienes proponen la pintura como protagonista de sus obras.
La pintura desde sus primeras manifestaciones, desde las cavernas y durante siglos ha sido el medio de expresión más característico de las artes plásticas. Con esta muestra, que está abierta desde esta semana hasta el 19 de junio, la galería pretende evidenciar cómo la pintura, que atravesó unos años de trance ante la llegada de nuevas tecnologías, ha recobrado su protagonismo como el más importante medio de expresión artística.
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Para mostrar las diversas perspectivas, propuestas conceptuales y técnicas, se invitaron a artistas de diferentes generaciones con la intención de explorar los límites de la pintura. Como lo afirmó el pintor Jean Dubuffet, “pintar no es simplemente dar color. Hay que hacerlo con un sentido determinado, justo con el que otorga carácter y entidad al cuadro en consonancia con aquello que se pretende comunicar en él”.
La exposición en esta ocasión cuenta con la participación de: Juana Anzelini, Jorge Julián Aristizábal, Álvaro Barrios, Starsky Brines, Julián Burgos, Jorge Cabieses, Javier Caraballo, Juan Francisco Casas, Pedro Calapez, Maria José Chica, Fredy Clavijo, Mateo Cohen, Adriana Cuellar, Francisco Fernández, Sebastián Fierro, Catalina Mejía, Vicky Neumann, Freda Sargent y Marco Mojica entre muchos otros.
En la sala de proyectos se exhibirá el último trabajo desarrollado por Saúl Sánchez. Entremedio, en el cual aborda diferentes preocupaciones relacionadas con los valores conceptuales de la pintura y las condiciones procesuales que confirman los diferentes medios de representación de las imágenes. La interpretación cromática, los límites entre lo visible y lo invisible, y las relaciones entre las formas tradicionales y las prácticas contemporáneas del medio pictórico son algunos de los temas que ocupan su obra.
Para esta muestra, Sánchez presenta una serie de pinturas y objetos provenientes de anteriores proyectos como Expansión y contracción de un espacio vacío, Pato o conejo y Nunca se dice lo mismo, donde el artista establece un diálogo con pinturas recientes en los que las imágenes son eclipsadas por una barrera física de lino que hace imposible verlas completamente, aludiendo a la reconstrucción, transformación o desintegración del mundo natural, al mismo tiempo que interroga el significados de estas en medio de dichos procesos.