EL MUSEO Nacional Thyssen-Bornemisza presentó la exposición “Picasso, lo sagrado y lo profano”, que estará abierta hasta el 14 de enero 2024, y que se inauguró este martes en un acto en el que participará el ministro de Cultura y Deporte en funciones, Miquel Iceta.
Esta exposición establece "una tertulia" entre los grandes maestros de todos los tiempos y un Picasso que muestra su lado más "caníbal".
"Es una trama con todos los grandes temas, entre ellos el de la iconofagia o canibalismo de Picasso: tenía una gran capacidad para devorar a otros artistas al mismo tiempo que reciclaba la tradición", señaló durante la presentación el director del museo, Guillermo Solana.
La muestra, comisariada por Paloma Alarcó, reúne un total de 40 obras, 22 de ellas de Picasso. El propio Thyssen contaba con una base de 8 obras del artista malagueño, a lo que se suman préstamos del Museo Nacional de Picasso de París y otras instituciones, así como pinturas del Greco, Pedro de Mena, Rubens, Zurbarán o Delacroix.
Enmarcada en la conmemoración del aniversario de Picasso, el nieto del pintor, Bernard Ruiz-Picasso ha celebrado la "belleza" que alcanza la muestra gracias al "diálogo" que establece entre todas las obras. "Este tipo de diálogo entre grandes maestros es como una tertulia", afirmó Ruiz-Picasso.
Alarcó detalló el recorrido trazado en una exposición que reconoce "es pequeña", pero que ha crecido con el paso del tiempo gracias a nuevas aportaciones. Además, la comisaria recordó que el barón llegó a contar con hasta trece “Picasso”, si bien los ocho finales de la colección recorren gran parte de la trayectoria del artista (de 1904 a 1934).
"Quería hacer hablar a Picasso con los maestros antiguos para llevar esa idea suya de que en el legado del arte no hay pasado ni futuro, solo presente. De hecho, él se consideraba a sí mismo como un chamán de gran fuerza creadora y de intercesor entre el pasado y el presente", destacó Alarcó.
Por ejemplo, las conexiones que se establecen en este espacio “sagrado y profano” son variadas: hay una comparación "sorprendente" entre un “San Jerónimo” de Ribera y un retrato de la excompañera de Picasso, Olga, a quien el artista dibujó sentada con un "tono tenebrista" tras su divorcio.
“Mi arte es un diario íntimo” llegó a afirmar Picasso, el cual "habló poco de su vida, pero sí la ha contado a través del arte". Así, en una etapa "feliz" de su vida, cuando tuvo a su hijo Paulo con Olga, se puede establecer una conexión entre su obra y cómo "se fijó en las maternidades de Rubens".
Por el contrario, cuando su matrimonio se vino abajo "cambió el foco de interés" hacia los mitos clásicos, con el minotauro como su alter ego, y a un mundo "erótico, sexual y violento que establece un diálogo fenomenal" con Delacroix. También su última etapa en la que recupera la tradición católica está enfrentada a un “Ecce homo” de Pedro de Mena cedido por el Museo de Valladolid.
Y no todos los emparejamientos están ligados a temática: Alarcó destacó, por ejemplo, el “Retrato de un joven como san Sebastián” de Bronzino junto al “Arlequín” picassiano, que por un lado sí tiene que ver con ese "momento italianizante" del artista, pero también "esconde" otro argumento: Bronzino entró en el Thyssen gracias al intercambio que hizo el barón de uno de sus “picassos”.
"Hay emparejamientos que no son predecibles", celebra Solana. Por su parte, Alarcó ha recordado que, pese a ser un gran coleccionista, acumulaba obras de Cézanne, Degas o Balthus, entre otros, Picasso nunca fue "un creador que miraba imágenes" mientras trabajaba. "Su proceso era más bien una absorción interna y luego lo regurgitaba", concluye.
Contra la historia del arte
Esta es la segunda y última exhibición que el museo expone en el marco de la Celebración Picasso 1973-2023, luego de haber abierto al público “Picasso/Chanel” desde octubre de 2022 hasta enero de 2023.
La muestra, comisariada por Paloma Alarcó, jefa de área de conservación de pintura moderna del Museo Nacional, se adentra en la audacia y originalidad con la que Picasso exploró tanto el mundo clásico como los temas arraigados en la tradición judeocristiana.
La exposición revela la habilidad del malagueño para integrar elementos y cuestiones del arte precedente y para reflexionar sobre la esencia última de la pintura. Para Picasso, el arte fue un medio de exorcizar sus propios temores y de enfrentar los desafíos de la humanidad.
En este contexto, el artista desempeñó un papel fundamental como intermediario entre culturas, civilizaciones y entre el arte y el espectador. Sus temas artísticos desdibujan la línea entre lo sagrado y lo profano.
Este proyecto artístico destaca la singularidad y las paradojas del arte de Picasso, y profundiza en su reinterpretación personal de los temas y géneros de la tradición artística española, dentro de la tradición europea.
Además, aborda su capacidad para fusionar mitos y ritos paganos y cristianos en sus creaciones, especialmente al tratar cuestiones universales como la vida, la muerte, el sexo, la violencia y el dolor.Tres temáticas
“Picasso, lo sagrado y lo profano” está estructurada en tres secciones temáticas: Iconofagia, que explora la apropiación de aspectos del pasado a través de la contemplación de obras en museos o reproducciones fotográficas que Picasso recopiló meticulosamente; Laberinto personal, centrada en la narración de sus obsesiones personales mediante la reelaboración de mitos y epopeyas clásicas; y Ritos sagrados y profanos, que explora su aproximación a los rituales paganos y a la herencia sacramental a través de diversas alegorías y cosmologías cristianas.