“Musa”, perspectivas femeninas de artistas latinas en Medellín | El Nuevo Siglo
LA EXPOSICIÓN busca superar nociones tradicionales, caducas, en torno al género. /Foto: Museo de Arte Moderno de Medellín
Lunes, 7 de Octubre de 2024
Redacción Cultura

“MUSA”, ASÍ se llama la exposición que alberga el Museo de Arte Moderno de Medellín, en alianza con el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá, en el que se presenta 84 obras de 56 artistas mujeres latinoamericanas, una propuesta con una perspectiva femenina para dar luz a las obras de estas féminas.

Ambos museos buscan resaltar cómo las mujeres han documentado la historia a través del arte, explorando al mismo tiempo la representación de las artistas femeninas y sus esfuerzos por la autodeterminación y la autorepresentación. La exposición toma el título de Musa, una obra en vídeo de la artista Minia Biabiany (Guadalupe, 1988) que a su vez retoma el nombre científico de la planta del plátano: musa paradisíaca. Habitual de las latitudes tropicales de América y Asia, su flor es utilizada con fines medicinales ligados a las dolencias uterinas, siendo también un fruto protagónico de los procesos extractivistas en las Américas.

Cuenta con la curaduría de Juan Canela, Dora Escobar, Liz Lasso, Emiliano Valdés y estará abierta al público hasta el 4 de mayo de 2025. En esta muestra participan obras de grandes artistas colombianas y panameñas, entre ellas Débora Arango, Olga de Amaral, Minia Biabiany, Karen Paulina Biswell, Marilyn Boror Bor, Patricia Bravo, Trixie Briceño, Coqui Calderón, Johanna Calle, María Teresa Cano, Leonora Carrington, Luz Elena Castro, Donna Conlon y Jonathan Harker, Elba Damast, Giana De Dier, Olga Dondé, Clemencia Echeverri, Sandra Eleta, Helen Escobedo, Elyla, Leonor Fini, Laura Fong Prosper, Ethel Gilmour, Beatriz González, Judith Gutiérrez, Iraida Icaza, Teresa Icaza, Graciela Iturbide, María de la Paz Jaramillo, Karen Lamassonne, Abigail Lucien, Mónica Mayer, Yolanda Mejía de Bech, Margarita Monsalve, Julieth Morales e Isabel de Obaldía.

También presentan obras de Beatriz Olano, Natalia Ortega, Ana Patricia Palacios, Cecilia Paredes, Eugenia Pérez, Liliana Porter, Marta Lucía Ramírez, Helen Rousseau, Fanny Sanín, Andrea Santos, Olga Sinclair, Ela Spalding, Haydée Victoria Suescum, Amalia Tapia, Natalia Uribe, Marta Elena Vélez, Ana de Vicente, Adriana Vallarino de Lewis, Alicia Viteri y Risseth Yangüez.

El objetivo

De igual manera, esta exposición aborda la manera en la que las mujeres han registrado la historia, la forma en la que han sido representadas, los intentos por la autodeterminación y la autorrepresentación, así como el modo en el que ciertas actitudes y metodologías, asociadas a “lo femenino”, han determinado formas de entender y producir arte.

Al mismo tiempo, la exposición busca superar nociones tradicionales, caducas, en torno al género, así como también interpelar y resistirse ante la preponderancia de la lógica binaria e incluso atender a otras identidades género-diversas. Imaginar lo femenino como una energía que conlleva cierto tipo de actitudes y acciones dirigidas a fomentar el cuidado, el crecimiento, el diálogo y la colaboración más que a una estética o temática particular, siempre será un norte a seguir.

La exposición genera diálogos entre artistas de distintos periodos y geografías: en la sala E se encuentran obras de artistas que conforman una amalgama de universos y visiones femeninas, entrelazando desde diversas posiciones y perspectivas, las especificidades identitarias del ser mujer.

La sala F acoge una serie de obras en las que la abstracción y la experimentación formal articulan un espacio de indagación espiritual donde la subjetividad femenina se abraza con lo fantástico, lo onírico o lo mágico. La sala G, en cambio, congrega trabajos que inciden en la memoria política y la crítica social de distintos momentos históricos de nuestros territorios.

Esta revisión conjunta de las colecciones de ambas instituciones trae a la mesa la disparidad de género que persiste en los artistas que las conforman. Además, el proyecto permite considerar (y replantear) las formas de trabajo institucional, las políticas de adquisiciones y la importancia de las personas que trabajan cuidando los acervos.