A las salas de la Cinemateca de Bogotá llegó "Sábado oscuro", una producción cinematográfica que promete cautivar a audiencias de todo el mundo con su innovadora propuesta visual y narrativa.
Dirigida por Marco Vélez Esquivia, esta película sumerge al espectador en un viaje emocional a través de la interacción de sus personajes, explorando las complejidades humanas en un escenario en blanco y negro que resalta la esencia de cada momento.
Sin embargo, detrás de cada fotograma hay un genio creativo cuya labor ha sido fundamental para dar vida a esta obra maestra: Manuel Velásquez, director de fotografía de "Sábado oscuro".
Desde sus primeros pasos en la cinematografía, Velásquez soñaba con la idea de capturar la magia del cine anamórfico en blanco y negro. "La óptica anamórfica siempre es mi primer pensamiento cuando estoy decidiendo proponer algo para un proyecto", confiesa Velásquez, cuya pasión por este proceso se refleja en cada fotograma de la película.
Su obsesión por combinar el blanco y negro con los anamórficos se convirtió en una realidad en "Sábado oscuro", donde su visión artística se fusiona con la narrativa de una manera magistral. "Para mí fue completamente automático", enfatiza Velásquez sobre la elección del formato, que añade una dimensión única a la experiencia cinematográfica.
La colaboración entre Velásquez y Vélez fue fundamental para el éxito de la película. Juntos, exploraron nuevas técnicas de iluminación y movimiento de cámara, permitiendo que la improvisación de los actores se convirtiera en el alma de la narrativa visual.
"Creo que para abordar una película con este estilo es importante conocer muy bien la técnica cinematográfica", comenta Velásquez. Su experiencia y dedicación se reflejan en cada plano de "Sábado oscuro", donde la luz y la sombra juegan un papel crucial en la creación de atmósferas profundas y emocionales.
Con un gran equipo técnico y artístico, esta película colombiana promete ser un hito en el panorama cinematográfico internacional. Desde la elección de locaciones hasta la selección de equipos de cámara, cada detalle ha sido cuidadosamente planificado para ofrecer una experiencia cinematográfica única y cautivadora.
"Al final del proceso, viendo el monitor, sentí recuerdos bonitos del neorrealismo italiano y de la nueva ola francesa", reflexiona Velásquez. "Simplemente la película tiene notas de esas vanguardias cinematográficas y eso me hace muy feliz".
Es una producción especial, rodada en blanco y negro, que explora las complejidades de las relaciones modernas. Los protagonistas, Ana Castillo y David Moncada, aprovechando su experiencia en improvisación actoral, se sumergieron en la creación de personajes junto a la guionista Juliana Ospina. En el rodaje existía una ruta de la historia, pero ni los diálogos ni las actuaciones estaban escritos, todo lo que está en la película iba sucediendo por única vez frente a una cámara que debía reaccionar a la impredecibilidad del performance, algo bastante novedoso en la cinematografía colombiana y mundial.
“Estos personajes se crearon en escena y de allí partía todo, ya en el set ellos improvisaban y el guion daba la pauta de lo que pasaba en la historia, pero los diálogos y las acciones se iban escribiendo de acuerdo con lo que a ellos se les iba ocurriendo en plena toma”, explica.
“'Sábado oscuro' tiene algo novedoso y es mucha improvisación, dejar que los actores fluyan en el espacio. Muchas veces las tomas no eran iguales, sino que ellos iban haciendo básicamente lo que fueran sintiendo, tiene muchas notas de neorrealismo italiano y de Nouvelle Vague francesa, son la inspiración”, afirma el director de fotografía.
La idea al respecto era “vivir el momento” para que esa esencia espontánea quedara capturada en la gran pantalla con un formato cinematográfico, pero con la transparencia de que no es posible que una toma sea igual a la otra; el guion es solo una guía, un punto de partida. En cuanto a la estética, Vélez resalta: “se hace poco cine en blanco y negro hoy en día y esto es algo interesante”.